Nélida Piñón recupera su memoria íntima en «Corazón andariego»

Camilo Franco

CULTURA

La escritora de ascendencia gallega entra en el género memorialístico para evitar que «otros escriban por mí»

06 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

En la memoria de Nélida Piñón está su infancia gallega en permanente presencia. Por eso la palabra Cotobade atraviesa con reiteración las páginas del nuevo libro de la escritora brasileira, Corazón andariego (Alfaguara), un volumen memorístico de sensaciones más que de hechos, un repaso vital que quizá no llegue a ser calificado de memorias pero que ofrece una perspectiva íntima y reflexiva sobre la vida de quien podría ser distinguida por el Premio Nobel un año de estos.

Mientras Brasil festeja su incorporación a los fastos deportivos y prepara un horizonte de estadios abarrotados y la incorporación de la samba como deporte olímpico, Nélida Piñón despierta el género memorístico por el lado de la percepción de los hechos. En cuanto se publicó el libro en Brasil, bajo el título de Coraçao andarilho, la escritora descendiente de gallegos advertía que la memoria «es traicionera, no mimética».

Recuerdos sin usurpar

Señala Piñón en una entrevista al Jornal do Brasil que cada vez que emergen los recuerdos «llegan con una una versión diferente» y por eso la autora de A república do soños (Galaxia) asegura que decidió contar sus recuerdos «para que otros no usurparan mi historia, atribuyéndome cosas de las que no guardo el menor recuerdo».

Para que nadie se engañe sobre la disposición de su memoria o sobre la intención de la escritora a la hora de rememorarse, Piñón advierte que no son unas memorias de «escritora consagrada». Dice esta académica de la lengua brasileña que no quiso «contar con ventaja» y que este libro es la «historia del sentimiento y del amor». Aún define más el territorio en el que se mueve el libro: «Es una saga familiar en la memoria».

Cuando habla de saga familiar, lo hace la escritora Hija Adoptiva de Cotobade, de la parte de su infancia que pasó en Galicia y de la reiterada presencia en su educación sentimental de su abuelo Daniel, que emigró desde Galicia a Brasil.

Recuerdos de Galicia

A lo largo del libro, que quizá pueda convertirse en el primero de una serie de volúmenes dedicados a la memoria, van apareciendo en las páginas la influencia familiar, los recuerdos de Galicia y los detalles de una singular conexión entre nieta y abuelo. No es la única escritora que reivindica el papel de los abuelos a la hora de buscar orígenes a su vocación narradora. Nélida Piñón señala en un capítulo de su libro que «fue con el abuelo Daniel» con quien aprendió «los primeros pasos de narrar». La autora apunta dos condiciones fundamentales en las circunstancias de su abuelo: contar y emigrar. Las dos heredadas de manera diferente por su nieta, pero relacionadas, según la autora, por la voluntad de la imaginación.

Según Piñón, fue su abuelo quien le dio «el viaje y Brasil», dos condiciones que se mantienen y que considera vitales en su ejercicio literario. También asegura que es la «imaginación la que me obliga a viajar». Apunta en estas memorias perceptivas que su actitud oscila «entre lo que la realidad me obliga y lo que la imaginación me sugiere, pero no puedo huir de la imaginación recalcitrante».