Washington Irving vuelve a la Alhambra

Miguel Lorenci

CULTURA

Una muestra repasa la vida del escritor y viajero estadounidense, el primer valedor del palacio nazarí.

01 oct 2009 . Actualizado a las 21:08 h.

Siglo y medio después de su muerte, Washington Irving regresa a la Alhambra. Una exposición repasa su vida y su obra en el mismo palacio nazarí que sedujo al viajero romántico, diplomático, periodista y exitoso escritor estadounidense (Nueva York 1783 - Tarrytown 1859).

Fue hispanista pionero y el primero en cantar al mundo el embrujo, el misterio y las excelencias de este monumento hoy renacido de sus cenizas. Gracias a él, la «fortaleza roja» es un polo de atracción universal. Un enclave mágico y majestuoso que cada año visitan casi tres millones de personas y que, casi dos siglos después de su primera visita, salda su deuda y homenajea a su gran valedor.

La Capilla y la Cripta del palacio de Carlos V acogen hasta el 28 de febrero casi 200 piezas que recorren la vida y la obra del autor de los Cuentos de la Alhambra. Publicados hace 178 años como Conjunto de cuentos y bosquejos sobre Moros y Españoles, su contribución al aprecio universal del palacio nazarí fue decisiva.

Denunció el abandono, el expolio y la desidia e hizo sin proponérselo una impagable campaña promocional del conjunto. Lo reconocía su tataranieta, Elise Böeger-Irving, presente en la inauguración.

«Nadie ha narrado como él la belleza de esta fortaleza árabe y pocos hispanistas y artistas han querido tanto a España» señaló Javier Villoria, uno de los tres comisaros de la expo, junto a Antonio Garnica y Pedro Galera. «Supo soñar y propagar su exotismo y su misterio como nadie» dijo la consejera andaluza de Cultura, Rosa Torres.

Diarios

Manuscritos, cartas, cuadernos, sus valiosos y olvidados diarios, dibujos, primeras ediciones de sus libros, pinturas y fotografías se reúnen por primer vez y dibujan un completo mosaico en torno al incansable viajero y narrador. Piezas que han sido cedidas por 40 instituciones, de la New York Public Libray al Prado, pasando por la Biblioteca Nacional, la Hispanic Society y un buen puñado de colecciones privadas.

La exposición evoca el periplo europeo de Irving, con especial atención a su estancia en Andalucía y Granada. Se articula en cuatro grandes ámbitos: El retrato del artista; El viaje a España; Granada, y La Alhambra, el palacio encantado.

Dedicado por completo a la literatura desde que quebrara en 1818 la empresa familiar a la que servía en Liverpool, Irving llegó a Granada por vez primera el 9 de mayo de 1828. Se hospedó en la Fonda el Comercio. La Alhambra era una ruina miserable habitada por desheredados y espectrales personajes. Los «hijos de la Alhambra» que le relataron las leyendas musulmanas y cristinas que llevó a sus cuentos en un gran fresco costumbrista. Su llave de paso a esta rica tradición oral fue Mateo (Matías) Jiménez, de quien por primera vez se puede contemplar un retrato en la muestra con la que el Patronado de la Alhambra homenajea a su mejor mentor.

En su segunda y más larga estancia, entre mayo y julio de 1929 , Irving vivió y escribió en el entonces abandonado complejo nazarí. Supo ver y reflejar la magia, el exotismo y el carácter «encantado» enterrado por el abandono y la desidia de siglos. De aquella experiencia nacería unos 'Cuentos de la Alhambra' que han conocido centenares de ediciones en multitud de lenguas y que, desde entonces, no han dejado de publicarse. Paradigma del escritor de éxito, Irving fue el primer autor que triunfó escala global con estas narraciones que anticiparon lo que hoy conocemos como 'best seller' y que aún hoy son un 'long seller'.

Registros

Una placa de mármol en las habitaciones que ocupó en la Alhambra rememora desde 1914 el paso por la fortaleza roja de este polifacético triunfador en múltiples registros, de la fantasía a la recreación histórica, pasando por el ensayo o la biografía.

Irving estudió Derecho, pero apenas ejerció la abogacía.

Articulista en diarios de Nueva York, en 1809 publicó una Historia de Nueva York en clave cómica y satírica. Fue todo un pelotazo editorial protagonizado por el estrafalario erudito de origen holandés Diedrich Knickerbocker -de ahí los knicks neoyorquinos- que le dio fama y dinero. Ya en Europa escribió ensayos y relatos bajo el seudónimo de Geoffrey Crayon, y cuentos fantásticos de enorme éxito como Rip Van Winkle y el Sleepy Hollow que Tim Burton llevó al cine, clásicos de la literatura norteamericana.

En Madrid, escribió Historia de la vida y viajes de Cristóbal Colón (1828) y los Cuentos de la Alhambra (1832).

Fue también autor de El libro de los bocetos (1820), Cuentos de un viajero (1824), Crónica de la conquista de Granada (1829), Cuentos del antiguo Nueva York (1835), Viaje por las praderas (1835), Los buscadores de Tesoros (1847), Oliver Goldsmith (1849), Mahoma y sus sucesores (1850) y una extensa biografía de George Washington en cinco volúmenes.