Woody Allen, Michael Haneke y Chen Kaige se pasan a la ópera

César Wonenburger

CULTURA

02 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

¿Qué tienen en común Michael Haneke, Abbas Kiorastami, William Friedkin y Woody Allen? Pues que además de ser, todos ellos, cineastas consagrados, autores de una obra prolífica y con pedigrí avalado por la crítica más solvente, en los últimos tiempos se han dejado seducir por la dirección escénica de ópera.

Haneke, reciente Palma de Oro en la última edición del Festival de Cannes, ha sido tentado por Gerard Mortier para dirigir Così fan tutte en el Real madrileño, después de haber debutado con otro título mozartiano, Don Giovanni , en París.

Kiorastami también se ha dejado arrastrar por el genio austríaco, con otro Così que él ofreció como primicia en Aix-en-Provence y luego en Londres. Y Friedkin y Woody Allen han sido las seguras apuestas de Plácido Domingo para una nueva producción de Il Trittico pucciniano en la Ópera de Los Ángeles.

En septiembre, en A Coruña

Ganador también en su día de la Palma de Oro por su Adiós a mi concubina , Chen Kaige, el padre del nuevo cine chino, ha sido uno de los últimos realizadores en aceptar unirse al selecto club de los directores que han probado suerte en el teatro lírico. Hace dos años, estrenó su aclamada versión de Turandot en el Palacio de las Artes valenciano.

Para el autor de Suavemente me mata , cuyo único trabajo lírico podrá verse de nuevo en septiembre, en A Coruña, «hacer una película y dirigir en el escenario son acciones muy similares», según ha dicho.

Kaige tenía claro que «en cualquier momento podía dar el salto a la dirección escénica». «Para mí la diferencia estriba en que en una película tienes la posibilidad de cambiar; si una toma no sale bien, puedes hacer otra. En el escenario, aunque se hacen muchos ensayos, es inevitable ver posteriormente algo de la representación que no te acaba de satisfacer, pero no tienes la oportunidad de rectificar», ha afirmado.

Ópera china

En la célebre Adiós a mi concubina, Kaige ya había tenido ocasión de explorar el universo de la ópera china que David Cronenberg, otro director que también hizo sus pinitos en la ópera (La mosca), retrató en su filme Madame Butterfly.

Para Kaige, la diferencia entre la aproximación occidental y la oriental al espectáculo lírico tiene un sentido religioso. «Soy un gran aficionado a la música clásica occidental. Yo la veo como algo relacionado directamente con la religión, de alguna manera, los que tienen una voz bonita emiten un sonido creado por Dios y para Dios. Por eso, al escuchar la voz humana y los instrumentos hermosamente combinados es como si el teatro se convirtiera en una iglesia. La ópera china no tiene nada que ver con la religión, por eso los instrumentos que se usan son muy sencillos».

Chen Kaige compitió con Pedro Almodóvar por el Oscar en el año 1993, y ninguno de los dos ganó. Ahora el realizador manchego también ha sido tentado por Mortier para que dirija una ópera en Madrid. Si finalmente acepta, será el último de una lista cada día más larga que podría comenzar con Luchino Visconti, quien debutó en 1954 en La Scala, poco después de haber estrenado en la gran pantalla Senso .