Marroquí de 70 años pide ser veterana de guerra tras ejercer de prostituta

Manuel Rus / EFE

CULTURA

El documental «J'ai tant aimé...» («He amado tanto...») explica la reclamación que hace a Francia una marroquí de 70 años para ser declarada veterana de guerra tras ser contratada en un burdel militar en Indochina.

27 may 2009 . Actualizado a las 22:40 h.

El documental J'ai tant aimé... (He amado tanto...), presentado hoy en la VI edición del Festival de Cine Africano de Tarifa, explica la reclamación que hace a Francia una marroquí de 70 años para ser declarada veterana de guerra tras ser contratada en un burdel militar en Indochina.

La mujer basa su reclamación en que ella también participó en la guerra, y subraya que aceptó participar en el documental para intentar que fuera reconocida como veterana de guerra por el ejército francés y que, por tanto, pudiera cobrar una pensión.

El documental fue elaborado en 2008 por la marroquí Dalila Ennadre, que ha vivido en Guayana, Alemania, Marruecos y Canadá, donde realizó sus primeros documentales antes de trasladarse a París.

Con una mención especial en el festival de Tarifa del año pasado, la directora marroquí muestra la vida de una mujer que fue contratada durante dos años por el ejército francés durante la Guerra de Indochina, desde donde regresó a Marruecos tras ser herida por el disparo de un mortero.

Este enfrentamiento, también conocido como Primera Guerra de Indochina, fue uno de los conflictos coloniales del siglo XX que fue protagonizado entre 1945 y 1954 por Francia y los nacionalistas vietnamitas contra el Viet Minh de Ho Chi Minh por la independencia de la Indochina Francesa, compuesta por Camboya, Laos, Vietnam del Norte y Vietnam del Sur.

La mujer, que se llama Fadma y vive en la aldea de Azilal, en la comarca de Beni Mellal, de la que salen numerosos inmigrantes indocumentados hacia España, pide limosna en una zona turística de cataratas.

«Vivo en la miseria y soy anciana, me canso y me duelen las piernas», se queja la mujer, que tiene los típicos tatuajes bereberes en las manos y la cara y sostiene que su ex marido le quemó sus «papeles» cuando se separó, lo que le impidió pedir ayudas económicas oficiales.

En el documental, de 50 minutos, la anciana tiene rasgos de humor, como cuando dice que es «muy buena haciendo el amor» mientras contonea las caderas, tras lo cual asegura que son mejores amantes los franceses que los marroquíes y lamenta que el tabaco le sienta muy mal para la salud.

En numerosos testimonios se refiere al amor con sensaciones contradictorias, y afirma: «he amado tanto que me han salido llagas en el corazón», «el amor ha sido mi ruina y mi perdición» o «el que no tiene amor no tiene vida».

Madre de dos hijos que ha adoptado a mujeres del entorno porque es estéril, la anciana reconoce que alteraba sus relaciones sexuales con los marroquíes de la Compañía 58 de Wabin y con mandos franceses, y asegura que cuando se encariñaba de un hombre, ya no le pedía dinero, al revés, se lo daba porque «me gustaba que mis amantes fueran elegantes».

«A ojos de Dios yo no he cometido pecado», contesta cuando la directora del documental le pregunta si tiene la conciencia tranquila, y concluye sus testimonios con un resumen: «he sido independiente y libre toda mi vida».

El documental acaba con fotografías en blanco y negro de marroquíes jóvenes de mediados del siglo pasado en las que enseñan los pechos mientras recogen agua o fuman.