Santiago Sierra, provocación que divierte a los niños

B.?R. Sotelino

CULTURA

La exposición de armas incautadas por la policía causa sensación en el Marco de Vigo

17 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Además de los 54 tetrápodos de cemento para escollera que forman parte del proyecto principal de Santiago Sierra para el Marco, este fin de semana se presentó el primer decomiso policial que comparte la propuesta del artista, en la que el museo cede el espacio del salón de actos a la Policía Nacional para anunciar y mostrar los alijos incautados durante el año en la ciudad. Este primer alijo, integrado por más de trescientas armas de todo tipo, incautadas en controles, no en actos delictivos, se presentó el viernes y se expone al público hasta hoy, coincidiendo además con las actividades que se desarrollan con motivo del Día Internacional de los Museos.

El llamado Epílogo sobre la sensibilidad policial, que también ha podido ser visitado por el público en estos días de afluencia masiva, ha causado reacciones de lo más variadas entre los desconcertados espectadores. Los niños han sido el sector de edad que ha recibido con mayor interés el impacto de ver tantas armas juntas. Alguno hasta se ha sentido intimidado: «Mamá, ahí hay un tirachinas. ¿Si lo sabe la policía me quitarán el mío?», decía uno algo asustado.

Pero es que además de tirachinas hay pistolas, rifles, mazos, sables, catanas, navajas, cuchillos, bengalas, machetes, un bolígrafo que oculta en su interior un estilete; un bastón del que se desenfunda una espada, armas de fabricación casera y objetos aparentemente inofensivos que usados fuera de su contexto pueden resultar letales, como los fusiles de pesca submarina, los ganchos para arrastrar cajas y peixe en la lonja, o lo que los policías denominan el «pack de robo con fuerza e intimidación», formado por linterna, mazo y tijeras.

La mayor parte de los ciudadanos se mostraron muy interesados por ver de cerca este tipo de objetos que habitualmente solo se muestran a la prensa.

De hecho, fue la exposición que tuvo más éxito. «Nunca había visto tanta arma junta. Las hay muy curiosas. ¡Qué inventiva tienen algunos! Me parece muy interesante, aunque el aspecto artístico no lo percibo por ninguna parte», opinaba un jubilado que confesaba que era la segunda vez que visitaba el Marco y añadía: «Comparado con los mamotretos esos de cemento que hay en la otra sala, esto son obras maestras. Qué tetrápodos ni gaitas. Para eso me voy al puerto. Los artistas de ahora son unos caraduras. A mí que me demuestren que saben pintar y se dejen de chorradas». También había gente que se quedó muy sorprendida de que la policía se prestara a exhibir estos objetos: «Pensaba que eran más cerrados», manifestaba un adolescente. En su grupo de amigos solo se oía una exclamación: «Qué guay, tío, qué guay».

Una mujer asidua al museo realizaba un análisis más razonado y actual: «Muchos se llevan las manos a la cabeza con estas cosas, pero todo avanza. El arte contemporáneo te ofrece estímulos, no habilidades. No hay que entender nada. Hay que dejarse llevar. Hay sitio para todo».