Marsé critica la nefasta influencia cultural y educativa de la televisión

Tomás García Yebra

CULTURA

El Rey entregó ayer ?en Alcalá de Henares?el Premio Cervantes al autor de novelas como «Si te dicen que caí».

24 abr 2009 . Actualizado a las 18:14 h.

Se le notaba algo nervioso, pero leyó el discurso con tranquilidad, haciendo todas las pausas, gustándose a sí mismo y provocando risas y sonrisas en el auditorio con sus golpes de humor. «Los que me conocen bien saben que me da bastante apuro hablar en público. Créanme si les digo que el otro día, en Barcelona, antes de emprender viaje, tentado estuve de entrar en casa de don Antonio Moreno, que guarda la cabeza encantada y parlante desde los tiempos en que don Quijote y Sancho visitaron la ciudad, y traerme esa testa para que hablara en mi lugar. A buen seguro que habría dicho palabras más sabias y de más provecho que las mías», dijo.

Vestido de chaqué -prenda que aborrece- y arropado por su familia, Juan Marsé, de 76 años, recibió el Premio Cervantes de manos del Rey, un galardón que está dotado con 125.000 euros y que se concede por primera vez a un autor catalán. En un bien trabado discurso, en que el alternó el jabón con el látigo, el novelista catalán defendió en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares la calidad de las ideas por encima de la lengua en que se expongan. «Pienso que muchas cosas que se dicen o escriben, en el idioma que sea y por muy autentico que este se presuma, deberían a menudo merecer más atención y consideración que la misma lengua en la que se expresan», razonó el autor de Si te dicen que caí , quien a renglón seguido cogió el látigo para arrear estopa. «Actualmente los medios de comunicación son tan abrumadores y omnipresentes, se siente uno tan asediado las 24 horas del día por una información tan apremiante, insidiosa y reiterativa, que casi no hay tiempo para la reflexión. La televisión debería contribuir a reconocer y asumir la variedad lingüística del país, y es de suponer que en cierta medida lo hace, pero no parece que nadie se pare a pensar en los contenidos de esa televisión ni en su nefasta influencia cultural y educativa». Y remató hundiendo el tridente: «Soy del parecer que más de la mitad de lo que hoy entendemos por cultura popular proviene y se nutre de lo que no merece ser visto ni oído en la televisión. En la lengua que sea».

En un acto que estuvo presidido por los Reyes y al que asistieron, entre otras autoridades, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el rector de la Universidad de Alcalá de Henares, Virgilio Zapatero, el novelista catalán, que apoya la pluralidad lingüística, justificó su elección de escribir en castellano apelando al momento histórico en que creció: «En mi casa solo había dos libros en catalán, pues el resto se quemaron por temor a las represalias franquistas. Mis primeras lecturas fueron en lengua castellana: El libro de la selva , Genoveva de Brabante , Tarzán de los monos , Humillados y ofendidos, y La historia de San Michele ».