«Lo que me está pasando me viene muy grande»

ANA RODRÍGUEZ

CULTURA

Guapo. «Eso dicen las niñas». Joven. «Parezco mayor, pero tengo 22». Y coruñés. «De la Sardiñeira. Y del Dépor»

27 mar 2009 . Actualizado a las 12:17 h.

Que Mario Casas Sierra (A Coruña, 12 de junio de 1986) sea actor es culpa de su madre. Ella lo llevó de niño a una agencia de publicidad, por probar suerte, y ahí empezó todo. «Que ese todo por ahora es muy poquito, que yo estoy empezando en esto. Y si un día se acaba y tengo que volver a estudiar o trabajar en otra cosa, pues tan pancho, que esto es una carrera de fondo». Dice Mario que tiene los pies en la tierra, que sabe que su papel en Los hombres de Paco gusta a las niñas y que, de no ser actor, sería bombero. «Me informé mucho sobre las pruebas que había que hacer antes de apuntarme en una escuela de teatro y la verdad es que me atraía mucho ser bombero. Y me sigue atrayendo. Además se cobra muy bien», explica este joven gallego en plena promoción de Mentiras y gordas, de Alfonso Albacete y David Menkes, que se estrena hoy.

-Debutó en el cine con Banderas. Lo ficharon después en la serie de más éxito de la tele y ahora le llega el primer protagonista. ¿No es mucho para tan poco tiempo?

-Dicho así, parece que sí, pero es que ha habido más cosas. Yo empecé haciendo publicidad en Barcelona, anuncios y cositas para alguna serie, y a los 17 años decidí irme a Madrid a formarme. Estuve dos años en la escuela de teatro de Cristina Rota y ahí fue cuando empecé con televisión y me surgió El camino de los ingleses, que fue la primera película que hice. Sé que me marché de casa muy joven, pero he tenido suerte y ahora encuentro la recompensa. A lo mejor si me hubiera ido más tarde todo sería distinto... No sé.

-¿Y cómo se lleva la fama? Porque su trabajo en «Los hombres de Paco» lo ha hecho un ídolo de adolescentes.

-Yo, muy bien, a mí la fama de momento no me está haciendo daño. Para nada.

-Pero hubo varias revistas que hablaron de su relación con Amaia Salamanca mientras rodaban «Fuga de cerebros».

-Sí, pero a mí por ahora me han ido respetando. Sí es cierto que jode que vayas por la calle con tu novia y después te ves la semana que viene en revistas y te das cuenta de que te han estado siguiente. Y eso sí entra un poco en tu privacidad, pero no molesta tampoco. Mientras no me falten al respeto ni a mí ni a los míos... Es normal que a la gente le interese mi vida. Yo también me meto en su salón cada miércoles. Sí hay veces que te apetece contestar a ciertas preguntas con que no tienes por qué dar explicaciones a nadie, pero luego te das cuenta de que eres una imagen pública y de que la gente quiere saber...

-A pesar de todo nunca pensó en dedicarse a otra cosa.

-Quise ser bombero, y si esto se tuerce no tengo ningún problema en intentarlo. Pero me considero un afortunado y voy a aprovechar cada oportunidad que me den. Y no me quejo de la fama. ¿Cómo me voy a quejar? Si a mí todo esto, todo lo que está pasando, me viene muy grande. Estoy contento.

-En «Mentiras y gordas» trabaja con otros muchos jóvenes actores y, entre ellos, Hugo Silva, como en «Los hombres de Paco».

-Hace un año que rodamos la película y que hayan apostado por mí los directores y me hayan querido tener al lado de otros jóvenes actores y actrices es para mí un honor. Estoy encantado de la vida, porque además el cine es muy bonito y le da más profesionalidad al actor y te da más nombre que no solo estar en televisión. Tocar todos los palos es importante, y me gustaría hacer algo de teatro también. Ojalá me propusieran alguna obra para probar. Yo creo que es necesario para cualquier actor y para llegar a algo, porque en el teatro está la base de todo.

-Siendo un actor joven y formado en una escuela, ¿hay algún método para preparar el papel?

-Es diferente en la tele y en el cine. En una serie te preparas mucho el personaje e intentas aportarle cosas nuevas. Le vas pillando tú el rollo y te va resultando cada vez más fácil. La película es distinta, porque es un mes y medio de concentración total, llegar con el papel muy aprendido para que a la hora del rodaje no haya ningún problema en ese sentido. Porque el cine es un día, está todo muy fijado y no puede haber errores. El actor tiene que estar muy preparado y muy centrado.

-¿Cómo cree que aceptará el público una película fuerte como «Mentiras y gordas»?

-A mí me gustó en cuanto leí el guión, aunque me gustaba más el personaje que hace Ion González, así que me he tenido que tomar mi papel como un reto. ¿Si es fuerte la película? Sí, pero yo creo que refleja el mundo de los jóvenes de hoy.

-Vivió en A Coruña hasta las 8 años, pero presume siempre de coruñés. ¿Qué recuerda de aquí?

-Es verdad que me fui muy niño a Barcelona, por culpa del trabajo de mis padres. Pero vuelvo en cuanto puedo. Estuve hace tres semanas en la inauguración de una peluquería de unos amigos en Vigo. Y de Coruña me acuerdo de todo, de una guardería a la que fui por la plaza de Los Mallos, de los inviernos fríos y con lluvia, y sobre todo de la comida, que en mi casa sigue muy presente, porque somos todos muy coruñeses y mi madre cocina siempre a lo gallego.