«Hollywood era para mí un lugar de fantasía»

ANGÉLICA MARTÍNEZ

CULTURA

La protagonista de «Encantada» comparte cartel con Meryl Streep y Philip Seymour Hoffman en «La duda»

29 ene 2009 . Actualizado a las 18:18 h.

Menuda, dulce y dotada para la comedia, Amy Adams ha  cambiado el vestido de princesa de Encantada por el hábito de La duda, una de las películas de la temporada en la que tiene como compañeros a Meryl Streep y Philip Seymour Hoffman. Estos dos monstruos de la interpretación son candidatos al Oscar por esta historia sobre la doble moral de la iglesia católica. Nacida en Italia hace 34 años y criada en Colorado y Minnesota, esta ex camarera hizo muchas comedias de chica guapa y numerosas apariciones en series de televisión antes de que el mago Steven Spielberg se fijara en ella para Atrápame si puedes, con Leonardo DiCaprio. Pero fue su papel de chica optimista y desamparada en Junebug el que la puso en primera línea y le hizo aspirar al Oscar.

¿Cómo se ha visto con el hábito?

Muy bien. Mi personaje no es vanidoso, está cómodo con su imagen, con lo que come, con su vida. Me gustó mucho interpretar a una mujer con una pasión tan grande y con tanto amor.

Dicen que le daba miedo trabajar con Meryl Streep.

No me daba miedo ella, sino cómo iba a reaccionar ante ella. Quería estar segura de que iba a ser capaz de dar lo mejor de mi interpretación frente a Meryl y Philip.

El público la ha visto en muchas comedias. ¿Está preparado para verla en este drama?

No tengo un plan, no hay un guión establecido con todos los pasos que seguir, respondo a los personajes que me ofrecen.

«Encantada» fue un gran éxito. Disney quiere hacer una segunda parte. ¿Estará usted en ella?

He oído hablar de esa posibilidad, pero todavía no hay guión. Siempre decido con un guión en las manos, por lo que no sé todavía si estaré o no. Estoy abierta porque lo pasé muy bien creando ese papel y me gustaría volver a interpretarlo.

«Junebug» la puso en la carrera por el Oscar, pero «Encantada» cambió su vida.

Nunca lo he negado. Recuerdo que cuando leí la historia pensé, y no quiero que nadie piense que soy arrogante, «este papel es mío». Es que podía utilizar mi experiencia musical en el teatro para crear a Giselle. Además, soy fan de las películas de Disney desde La sirenita.

Su grueso de incondicionales son los más jóvenes.

Es un gran halago ser un modelo que seguir para las niñas. Y eso se lo debo a Giselle, que tuvo un gran impacto.

En poco tiempo ha pasado de ser una actriz sin trabajo a convertirse en una estrella.

Estoy experimentando una nueva etapa en mi carrera. Quiero vivir y disfrutar lo que me está pasando. Hoy, no me cambiaria por nadie, pero no tengo la cabeza llena de pájaros. Porque el éxito igual que viene se va.

¿Qué recuerdos tiene de su nominación al Oscar?

La historia y mi personaje eran maravillosos. La gente está más interesada en las cosas complicadas y negativas, y eso puede ser adictivo. Cuando uno ve retratado el optimismo en pantalla, como el de mi personaje en Junebug, nos acordamos de la inocencia.

¿Es optimista?

No tanto como la hermana James de La duda. Soy un poco más pragmática, aunque estoy tan ocupada que a veces pierdo la perspectiva. Tengo la suerte de leer guiones maravillosos y tener tantas opciones es un regalo. No creo que en este momento sea famosa, solo me reconocen algunas personas.

¿Siempre quiso ser actriz?

Quería subirme a un escenario y, como cantaba y bailaba, pensaba que acabaría en teatro o musicales. Era bastante extrovertida, aunque me intimidaba salir a escena. Eso sí, cuando lo hacía, me encantaba. En lo que no había pensado era en Hollywood, me parecía un lugar de fantasía que nunca conocería.