Lenny Kravitz conquista Vigo con su música y promete volver

La Voz

CULTURA

En el concierto intercaló clásicos de su repertorio con canciones del último disco.

30 may 2008 . Actualizado a las 19:34 h.

Las luces comenzaron a girar. Primero lentamente. Después, al ritmo que marcaban los primeros acordes de Back in Vietnam, uno de los temas del octavo disco de Lenny Kravitz, It is time for a love revolution. Comenzaba en Vigo la gira europea de Lenny Kravitz, un hombre que confía en la música como motor para cambiar el mundo. Algo más de nueve mil personas acudieron a la cita en el estreno del multiusos del Ifevi como escenario de grandes conciertos. La calidad del sonido sorprendió a los asistentes; la música sonó clara, alta y precisa.

El neoyorquino se movió por el escenario en compañía de su guitarrista, Craig Ross ?magistral y con un aire al mítico Slash?, el bajista Jack Daley, un batería, un teclista y una pequeña sección de viento. Kravitz y su grupo vistieron de Gucci, en concreto una colección de la diseñadora Frida Giannini, inspirada en el rock & roll y planteada como un desafío elegante. Se vieron materiales de vanguardia y chaquetas ajustadas, botas con flecos y cazadoras bomber. Y gafas de sol; el ex novio de Nicole Kidman salió con ellas al escenario y las abandonó en la segunda canción. Tras la tercera, Always on the room (de su segundo disco, Mamma said), Lenny Kravitz empuñó el micrófono. Agradeció la «cálida» acogida de la ciudad de Vigo y se comprometió a visitarla con más frecuencia. «¡Vigo yeah, already Vigo!», exclamó, antes de pronunciar el inevitable gracias en español.

Muchos portugueses

El público, muy variado tanto en edad como en aspecto, recibió con entusiasmo al casto más famoso del rock and roll. Entre los asistentes, decenas de portugueses, los más madrugadores, que se sumaron a las más de nueve mil personas que superaron la mala impresión proporcionada por la lluvia. Un público al que Kravitz se ganó enseguida al intercalar canciones de su nuevo disco con clásicos como Fields of joy, una canción que el artista confesó sentir de una forma «muy especial».

Algunos agraciados siguieron el concierto desde la parte alta del multiusos; entre ellos, el teniente de alcalde Santiago Domínguez, que unas pocas horas después, muy de madrugada, partía en avión hacia Bruselas para presentar la candidatura de Vigo a la Universiada.

El escenario, sencillo. De fondo, un paño negro; los motivos ornamentales, muy luminosos. Ningún objeto destacaba en escena. Eso sí, se echaron en falta las pantallas gigantes laterales que la organización había anunciado para facilitar el seguimiento del espectáculo. El concierto empezó media hora tarde para que la noche cayera sobre Vigo y proporcionara al espectáculo el tono que quería Kravitz. La decisión benefició a los cientos de personas atascadas en el monumental embotellamiento que se organizó a la entrada del Ifevi y que saturó varios kilómetros de autopista.