El autor ourensano ha sido el último ganador del Premio Bruguera con la novela «La soledad de las vocales»
15 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Hace poco más de una semana que está en las librerías la última novela de José María Pérez Álvarez (O Barco, 1952), La soledad de las vocales , con la que ganó la tercera edición del Premio Bruguera, que decide cada año una sola persona. Esta vez fue la editora y escritora catalana Esther Tusquets.
-¿Impone más enfrentarse a un jurado unipersonal?
-Me enteré de este premio en Internet y esa circunstancia me animó, porque pensé que podía primar más el valor del texto literario que los intereses comerciales. Y tengo la confianza de que le gustó. -Y su monólogo casi sin puntuación no es muy comercial. -No, no lo es. Y no lo digo con jactancia, sino porque la literatura que me sale nunca va a ser un superventas, y este premio era una oportunidad para buscar una salida a este texto, que inicialmente era un monólogo de una sola pieza y sin ningún signo de puntuación. Se trata de que la prosa fluya y que el lector establezca sus propias pausas. -¿Y a qué responde la ausencia de mayúsculas? -Es deliberado, porque los personajes son seres a los que la vida les dio muchos palos, y fue una forma de igualarlos, de darles la misma importancia. -¿Y la metáfora del título? -Tengo la manía de componer palabras nuevas con los nombres de tiendas o negocios. Y cuando veo alguno que ha perdido letras me parece comparable a la soledad de la literatura, al hecho de escribir sin saber para quién y si lo va a entender alguien. Eso me dio pie a empezar la novela desde ese punto de vista. -¿Con personajes solitarios y tristes, marginales? -Más que tristes, implacables, como señaló Esther Tusquets. Casi todos mantienen la esperanza. Y son marginales porque veo así la vida, me siento más cerca de esa gente. Conocí más perdedores que triunfadores. -¿Su literatura responde al mero placer de escribir? -No, pero no soy un profesional, no vivo de esto. Necesito que lo que hago me apasione, y si no no lo hago. Creo que el silencio es un género literario higiénico. -¿Este premio lo confirma en su línea creativa? -Creo que en la literatura actual hay sitio para todos, pero hay una de superficie, de gente conocida y que vende mucho, y otra de profundidad en la que hay muchos escritores en torno a los 45 años que hacen un tipo de novela y de relato distinto, sin ignorar la tradición. Y luego hay intentos y autores que se mueven en círculos cerrados que intentan buscar otros caminos y el diálogo con los lectores.