Sundance olvida sus raíces y se pliega a Hollywood

Tatiana López

CULTURA

El festival arranca mañana entre críticas por la excesiva presencia de filmes de producción millonaria

16 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

¿Es justo que las grandes estrellas ocupen el espacio destinado a películas independientes? ¿Puede el cine de bajo presupuesto competir con producciones millonarias salidas de la maquinaria de Hollywood? Preguntas como estas amenazan desde hace días el estreno de la 30.ª edición del Festival de Sundance, considerado uno de los grandes escaparates de la industria alternativa en EE.?UU. y que abrirá mañana sus puertas. Tres decenios después de que un estudiante de cine decidiera proyectar un ciclo de clásicos estadounidenses en la pequeña localidad de Park City, en el estado de Utah, la excesiva presencia de cine convencional en la programación del festival ha encendido la controversia al norte de Río Bravo. Conocido por ser la cuna de leyendas como Quentin Tarantino, quien saltó a la fama internacional gracias a su ópera prima, Reservoir Dogs, su edición de este año destaca, sin embargo, por haber aceptado películas comerciales del estilo ¿Qué acaba de pasar?, una comedia protagonizada por Robert de Niro y Bruce Willis, o por haber incluido entre los seleccionados a gurús de la talla del productor Mark Jonson, conocido por su trabajo en Las crónicas de Narnia; una selección muy criticada si se tiene en cuenta que, de los 3.000 trabajos presentados, apenas 125 son exhibidos finalmente en la muestra.

«El mundo está cambiando», se defendía hace unos días en The New York Times Geoff Gilmore, director ejecutivo del festival. «Hace unos años ninguna de esas personas se molestaban en traer material de calidad. Ahora las sensibilidades están abiertas y no importa de dónde vengan». Su visión es compartida por quienes creen que el cine independiente no se mide en dólares, sino en talento. «Siguiendo la estela de gente como George Clooney, las pequeñas producciones nacen ahora en los grandes estudios», se aseguraba en Hollywood Entertainment, la brújula del espectáculo. No solo por motivos creativos, las historias inusuales son también las más rentables. Juno, una comedia sobre el aborto, recaudó 70 millones de dólares en apenas unas semanas.