Cristina Pato y Octavio Vázquez conquistan Nueva York con su música

César Wonenburger

CULTURA

La gaiteira y el compositor preparan en Manhattan el próximo estreno de un concierto para piano

06 nov 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Nueva York, el Village. La zona más cool de Manhattan, donde uno puede encontrarse paseando tranquilamente a Sarah Jessica-Parker, último icono fashion , o tomándose un café, en uno de esos locales propiedad de emigrantes de Celanova, al fetiche indie por excelencia, el rocoso Harvey Keitel. En el Sevilla los camareros, que después de treinta años aún siguen observando en sus relojes la hora gallega, saludan con familiaridad a dos paisanos. Cristina Pato y Octavio Vázquez, ambos ourensanos, jóvenes y músicos, suelen parar por aquí, y más estos días, para conversar sobre el importante estreno que tendrá lugar el próximo día 16, esta vez, en Galicia.

Vázquez, que lleva once años de exilio voluntario en EE.?UU. («aquí hay muchas más oportunidades»), ha escrito su primer concierto para piano y orquesta. Nadie mejor que su amiga Cristina Pato, gaiteira, sí, pero también pianista, compositora y directora, para interpretarlo por primera vez, con la Sinfónica de Galicia. La cita será en el Palacio de la Ópera coruñés, donde ella ya había actuado antes, y él ha ofrecido varios de sus estrenos, como su reciente Lethe . Ambos pueden presumir, además, de haberse presentado en el mítico Carnegie Hall, la meca musical neoyorquina: Octavio Vázquez ha ofrecido allí alguna de sus obras, y ella ha tocado otras de su buen amigo Osvaldo Golijov, el compositor de moda en estos momentos. Golijov le ha dedicado Rose of the winds , con la que ha cautivado al público norteamericano, después de actuar junto a la Sinfónica de Chicago, una de las big five , las cinco principales orquestas norteamericanas.

En esa ocasión Cristina Pato volvió a su gaita, a la que le cuesta renunciar, aunque se niega a limitar sus horizontes artísticos. «La gaita ocupará tres meses de mi vida, el resto del tiempo quiero dedicárselo al piano, a la composición y a la dirección». De momento espera culminar su tesis sobre Isaac Albéniz -pianista y compositor como ella- en la Rutgers University, y poder dedicarse a lo que más le gusta, trabajar como repertorista o, lo que es lo mismo, acompañar a cantantes de ópera. «Para eso me he preparado desde que era niña y es donde me siento más a gusto, lo mismo que interpretando música de cámara». En cuanto puede, no se pierde una función en el Metropolitan; su favorita es La flauta mágica . «Me encantaría poder trabajar con una compañía de ópera», asegura.