Ellos quieren construir las viviendas que hacen falta: «Vine para buscar trabajo, no me planteo volver»
VIVIR A CORUÑA
El proceso de regularización de empleo de un inmigrante sin permiso laboral se puede alargar más de dos años. Mientras tanto, consiguen sobrevivir con la venta ambulante
20 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.España tiene un problema de acceso a la vivienda. El precio en el mercado libre se sitúa en los 1.895,6 euros el metro cuadrado, el importe más elevado que se registra desde el tercer trimestre de 2009, según el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana. Mientras, el coste del alquiler ya supone un 40 % de los ingresos en cuatro de cada diez hogares, según el reciente informe del Banco de España. El control de precios en mercados tensionados o ayudas directas al alquiler son medidas del Gobierno central que tratan de atajar la crisis actual. Sin embargo, aumentar el parque inmobiliario, del orden de 600.000 unidades en 2025 según la entidad financiera central, es esencial para responder a la demanda. Un reto para el sector de la construcción que solo podrá superar con trabajadores inmigrantes.
Dawda Diuf, senegalés de 35 años, es uno de esos extranjeros que quiere contribuir a la solución pero no puede, no tiene papeles. Hasta que los consiga seguirá dedicado a la venta ambulante en A Coruña. «Gano 300 euros y puedo pagar la habitación, la comida y enviar algo a mi familia», cuenta a La Voz.
Diuf no es el único que se está preparando para subirse al andamio. También lo hace Habib Mbaque, de 36, que también estaría dispuesto a trabajar como marinero, profesión en la que trabajaba en Senegal. Y buena parte del resto de inmigrantes sin permiso de trabajo que acuden cada día a la oenegé Ecodesarrollo Gaia, en A Coruña. Guillermo Fernández, director de la entidad, explica que el plan es que comiencen a trabajar con permiso de trabajo durante el próximo año, cuando se sumen dos desde su llegada a España. «El proceso es que primero aprendan castellano lo suficiente para desenvolverse bien en la profesión y que luego hagan unos cursos de formación en el Ayuntamiento específicos para cada una de las profesiones», afirma.
Hasta que eso no suceda, tanto Dawda como Habib seguirán subsistiendo gracias al top manta. Es una salida económica muy habitual entre los inmigrantes que llegan de países como Senegal. «La opción que tienen en A Coruña es trabajar en la venta ambulante, que es una opción administrativamente irregular, pero es un circuito que no daña a nadie. Ellos compran las cosas aquí y las venden», asegura el director de la ONG. Dawda apenas llega a sobrevivir con esos 300 euros que gana, pero regresar a su país es algo que no contempla. «Vine para buscar trabajo aquí, no me planteo volver», dice.
El año que le queda en España hasta conseguir el permiso de trabajo es, quizá, lo menos duro desde que dejó Senegal. Tocó territorio español cuando el cayuco en el que viajaba atracó en la isla de El Hierro. Eso sucedió el 3 de octubre de 2023, fecha que tiene grabada, porque esta nueva vida no solo depende él. «Ellos tienen unas relaciones familiares muy fuertes, viven en comunidad. Entonces, salir a la migración es un proceso de carácter familiar. Reúne dinero toda la familia para que ellos vengan. No vienen a hacer un proyecto individual, sino familiar. Entonces, ese proyecto no admite el regreso», explica Guillermo Fernández.
Alta demanda en el sector de la construcción
Todo este itinerario no tiene otro cometido que terminar en el andamio, ese trabajo que los españoles ya no quieren hacer, pero que tiene una alta demanda. «En este momento nuestras estimaciones son que Galicia necesita aproximadamente unos 4.000-5.000 trabajadores para cubrir las necesidades de la demanda y poder asumir la carga actual de trabajo. Urge traer talento de fuera ya que aquí no hay disponibilidad», afirma Diego Vázquez, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de la Construcción de A Coruña (Apecco) y de la Federación Gallega de Construcción.
Una de las medidas que está llevando a cabo el clúster para solucionar el problema es la captación de mano de obra especializada en el extranjero y hacer contrataciones en origen. Es una medida a la que se han adscrito cinco empresas, que han solicitado cuarenta trabajadores. Además, solicitan que el proceso de regulación de empleo sea más rápido: «Llevamos tiempo solicitando la agilización de los procesos de regularización. Es clave poder integrar a estos profesionales rápidamente, homologar su formación y ofrecerles capacitación complementaria para que puedan contribuir de inmediato al sector», añade Vázquez.