A Coruña vuelve a los años ochenta: la reapertura de locales «boomers» confirma el tirón de la nostalgia
VIVIR A CORUÑA
La discoteca Chaston vuelve con una fiesta que promete ser fiel al espíritu del local. Feypo reabrirá el mes que viene en el entorno de la plaza de Vigo, y los bocatas de calamares recuperan el lustre que tuvieron décadas atrás
11 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Lo de que cualquier tiempo pasado fue mejor es un poderoso axioma que se explota desde todo tipo de ámbitos. Está la alimentación aludiendo a la comida de la abuela; también la televisión, que no cesa en su empeño de darle una vuelta a viejas glorias —And Just Like That, Los hombres de Paco, Betty la fea o Gran Hermano— y por supuesto la moda, que tras el regreso del estilo Y2K pone ahora el foco en la sofisticación minimal de los noventa. En las ciudades se da un fenómeno muy concreto: la homogeneización del paisaje urbano, que hace que uno no sepa si está en Alicante o en Berlín por la apertura de franquicias que destrozan al comercio local, se mezcla con la recuperación de locales «de toda la vida», que aprovechan el momento excepcional que vive la nostalgia. A Coruña experimenta su propia metamorfosis con la reapertura en cascada de esos lugares donde fue feliz la generación boomer.
La discoteca Chaston, que volvió en el 2022 enfocada en un público diferente al que había conquistado en décadas anteriores, inaugura este viernes 13 de septiembre Chaston Classic. De este modo, pretende recuperar la idiosincrasia que la hizo famosa, apostando por «la mejor música de los ochenta y noventa». No demasiado lejos de donde se encuentra esta pista de baile, próximamente abrirá sus puertas otro de los locales más míticos para esos coruñeses que fueron adolescentes a finales del siglo XX: Feypo.
Esta hamburguesería dejó huérfanos a multitud de herculinos cuando bajó la verja definitivamente hace doce años. O al menos en el plano teórico. El espíritu de este pequeño establecimiento de la Avenida de Arteixo volvió de la mano de La Patrona, una hamburguesería del Orzán que incluía el legendario Especial Feypo, aquel perrito que llevaba una salchicha de carnicería aplastada aderezada con cebolla confitada. Cerró y, ahora, volverá poder a disfrutarse de la mano de la propia familia Ferrín, que inaugurará local en el entorno de la plaza de Vigo a finales de octubre.
«Se trata de una especie de remember, seremos fieles a las recetas tradicionales y al funcionamiento que tenía el antiguo Feypo, sin servicio de mesas», explican responsables del local. Además, en tiempos de smash burgers y especialidades gourmet, sumarán a su carta «hamburguesas prémium y recetas efímeras, fruto de diferentes colaboraciones». Conscientes de que parte de su público serán esos mayores de 40 años deseosos de recrearse en los sabores de su infancia, también quieren captar a los más jóvenes, y por eso apuestan por «precios moderados».
Copacabana es otro de esos locales que luce con lustre en esta urbe desde el 2022. Había cerrado en el 2019, tras casi medio siglo de historia, acarreando unas pérdidas insostenibles para los gestores. La fiebre por lo vintage, el revival y todo lo que huela a morriña desató un interés desmesurado en este local cuando volvió a los jardines de Méndez Núñez hace dos años. Desde entonces ha tenido que someterse a reformas que mantuvieron esta cafetería inoperativa durante meses, pero sigue siendo un icono que, sobre todo en verano, se pone hasta la bandera.
Uno de los ingredientes más aclamados del Copacabana son los calamares, en su versión tapa, ración o bocata; precisamente lo que se añoró durante años del quiosco de la plaza de Ourense. Desde el 2021, este enclave sirve renovadas versiones del bocata de calamares gracias a un proyecto en el que está involucrada la asociación Down Coruña.
El combo formado por el bocata de calamares y los caballitos de Méndez Núñez es parte de la memoria colectiva de infinidad de coruñeses. Esta atracción también volvió a la ciudad después de la pandemia. Lo hizo restaurado, e idéntico a cuando galopó por primera vez en A Coruña en 1969.
El Sauce solo estuvo cerrado unos meses, pero algunos lo vivieron como una eternidad. Este restaurante de la Ciudad Vieja, que nada tiene que envidiar a las nuevas propuestas gastronómicas que se amontonan en el barrio, lleva 40 años manteniendo un estilo fiel a esos platos que no fallan, como la tortilla, las setas con jamón, el codillo o el pudin de cabracho. Con un interior renovado, su ausencia hizo que muchos volviesen con más ganas que nunca a disfrutar de esa cocina tradicional que siempre reconforta.