Medio siglo de la escuela de Arquitectura de Galicia, la seta que se convirtió en el germen de la UDC

VIVIR A CORUÑA

Imagen cedida por la Etsac
Imagen cedida por la Etsac

Atesora premios nacionales de Arquitectura y hasta sus aulas llegaron iconos posmodernistas como Aldo Rossi. Recorremos el pasado, presente y futuro (plagado de mujeres) de los profesionales formados en la Etsac

25 sep 2023 . Actualizado a las 15:11 h.

Rectas curvas 

curvas rectas 

imposibles de aprender

El estribillo de Cuerpo de mujer, de Antonio Flores, representa uno de los diseños de esa hipotética catedral para A Coruña que tuvieron que imaginar nueve estudiantes de la Escuela Superior de Arquitectura (Etsac) hace ahora veinte años. La arriesgada propuesta de Francisco Javier Rodríguez García buscaba explotar la salida al mar del solar de las Esclavas, jugar con la luz y sublimar la controversia. Pese a su tamaño, la Etsac —o la Seta, como se conoce popularmente a esta escuela—, lleva medio siglo mostrando un carácter fuerte, irreverente y tenaz, que le ha llevado a moldear arquitectos que han llegado a lo más alto de la profesión. 

«Tenemos dos premios nacionales de Arquitectura [Manuel Gallego Jorreto (2018) y César Portela (1999)] y la escuela ha acogido conferencias históricas de emblemas como Aldo Rossi, Rafael Moneo, Ricardo Aroca, Eladio Dieste o Alejandro de la Sota. Si a esto le sumamos que en todas las categorías de la XVI Bienal Española de Arquitectura hay presencia de la Etsac, te das cuenta de la relevancia de esta escuela». Lo cuenta Zaida García Requejo, docente en el departamento de Proyectos Arquitectónicos, un par de horas antes de que se fallasen estos premios. Exalumna, también, de esta facultad, ella misma salió victoriosa como finalista en el área de Investigación por el trabajo que comparte con Carlos Quintáns: Pizarra. Recuperación en zonas con procesos de extracción.

La gran noticia le llegó tras los actos celebrados por los 50 años de la creación de la Etsac, su segunda casa desde hace casi veinte años. Con puntos de vista que convergen, como estudiante y como profesora, explica que este aniversario es importante por muchas razones, algunas que solo entenderán quienes hayan pasado por sus aulas. 

«Es una escuela que tiene identidad, es algo que se palpa, y se debe en parte a que los alumnos pasan mucho tiempo aquí; es una carrera que tiene muchos trabajos en grupo y vinculados al proceso creativo, lo que hace que pongamos mucho de nuestro lado personal en lo académico: en definitiva, la Etsac pasa por encima de la persona». Esta profesora echa la vista atrás, tan atrás que ni había nacido. Y habla de cuando esta escuela, que en un principio se planteó que fuese privada y estuviese ubicada en Santiago, arrancó en el edificio de Arquitectura Técnica, y no en la construcción que es ya un mito para los arquitectos curtidos en la Etsac. «El edificio actual no se puso en funcionamiento hasta 1980, y ha sufrido modificaciones conforme han ido cambiando los planes, para adaptarse a grupos de alumnos más reducidos».

También recoge García Requejo las palabras de Julio Abalde en el acto conmemorativo de la iniciativa de Pedro Barrié de crear esta escuela técnica, que tuvo lugar el pasado miércoles. El rector de la Universidade da Coruña recordó que la Etsac fue uno de los grandes impulsos para que la UDC viera la luz en 1989, junto a la Universidade de Vigo. Adscrita a la Universidade de Santiago, cuando solo era un cigoto, el COAG intentó que se constituyese como una escuela privada con base en Compostela.

A lo largo de este medio siglo de vida, la Etsac ha tenido siempre presente que la labor social es inherente a su existencia. De este modo, los alumnos han llevado la batuta en movilizaciones para mostrar el rechazo a la participación de España en la guerra de Irak  o trasladar su solidaridad a los afectados por el Prestige —la torre de Hércules vistió lazos negros en diciembre del 2002 a iniciativa de estudiantes de la Etsac—. «Es algo intrínseco al carácter de los arquitectos, que extrapolan a otras áreas el papel social de la arquitectura», apunta la profesora.

En materia de igualdad, la escuela deja datos reveladores. Pese a tratarse de una carrera STEM (que abarcan ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) en el curso actual hay un porcentaje más elevado de mujeres que de hombres. Ellas representan casi el 58 % del total de alumnos, mientras que en la docencia, la presencia femenina sigue estando, en cierto modo, descompensada. Si en el curso 2011-2012 un informe sobre la presencia de la mujer en la Etsac rozaba el 17,5 %, ahora bordea el 40 %. García Requejo, sin embargo, remata: «Es cierto que un bajo porcentaje de mujeres, pero en los profesores que están por debajo de los 50 años, los números son casi iguales».