El carné de conducir se atasca: por qué es más fácil aprobar a la primera en Madrid que en A Coruña

VIVIR A CORUÑA

Vías como Alfonso Molina o rotondas como la del Pavo Real convierten el trazado herculino en una carrera de obstáculos para los conductores noveles. Solo el 14 % consigue el permiso sin repetir la prueba
17 sep 2023 . Actualizado a las 12:07 h.La pandemia generó un cuello de botella que asfixió a las autoescuelas. El caos se apoderó de alumnos y profesionales, desbordándose la situación en septiembre del 2020. Entonces el sector dijo basta, manifestando su «enfado y decepción» con Pere Navarro al sentir que el director de Tráfico había insinuado que se habían rebajado las exigencias para aprobar el carné de conducir. Han pasado tres años y no solo ha adelgazado la demanda de interesados en aprender a conducir, sino que en algunas autoescuelas revelan que el impulso que se le está dando al transporte público desde las administraciones ha hecho que, sobre todo los jóvenes, dejen a un lado la idea de sacarse el carné.
Lo explican en la autoescuela Benigno, de Carballo: «Antes el coche era una prioridad y ahora no, los chavales prefieren gastarse el dinero en otra cosa. Además, las pruebas son más largas, de 25 minutos, y permiten el mismo número de fallos que antes». Silvia Vázquez, vicepresidenta de la Asociación de Autoescuelas de A Coruña, corrobora que es más difícil superar ahora este examen que hace diez años. Esto le sirve para explicar por qué ha habido una caída generalizada en el número de personas que consigue el permiso de conducir sin repetir la prueba, pero no le vale para argumentar lo que ocurre en A Coruña, donde solo el 14 % de los alumnos salen airosos a la primera.
Si se contextualiza, se entiende mejor: salvo Ourense, que tiene una tasa de aprobados del 10 %, el resto de ciudades gallegas supera, con mucho, los datos de la urbe herculina. Especialmente se ve en Pontevedra y Santiago, donde, respectivamente, entre enero y julio aprobaron el 31 % y el 29 % de los examinados por primera vez. Incluso Madrid y Barcelona tienen cifras más halagüeñas que A Coruña, superando esta prueba en la capital el 18 % en lo que va de año y en la capital catalana el 20 %.
«Esto no tiene que ver con que los examinadores sean más puntillosos o exigentes, que además son los mismos que en Ferrol [18 % de aprobados], más bien se debe a que A Coruña es una ciudad pequeña pero con mucha densidad de tráfico, a lo que hay que sumar el problema de las rotondas, que algunos alumnos llegan a aprenderse de memoria cómo cogerlas; y la llegada del carril bici, que para quienes están empezando supone un esfuerzo añadido porque tienen que multiplicar su atención».

Todo esto se agudiza por la presencia de una vía que es un auténtico quebradero de cabeza para un principiante: Alfonso Molina. «A quienes están empezando les cuesta mucho calcular distancias a través de los espejos, y esto es muy importante para las vías de acceso rápido o las glorietas; en ambos casos hay que tomar decisiones muy rápidas y precisas», comentan desde la autoescuela Benigno. En esta compañía apuntan que algunas rotondas de A Coruña sufren «contradicciones entre lo que dice la señalización vertical y el suelo». Vázquez, que también es directora de la autoescuela OZA, añade que «los carriles trenzados de Alfonso Molina generan muchos conflictos al principio, que permitan al mismo tiempo incorporarse o salir de la carretera genera tensión, porque además los examinadores exigen una velocidad mínima: si hay que acelerar, hay que acelerar».
La glorieta del Pavo Real y las de O Burgo son, por razones diferentes, otros puntos que suelen acumular fallos y penalizaciones. En el caso de la primera, porque hay que saber de antemano qué carril se quiere coger, sin opción a rectificar; y en el segundo, porque «tienen un radio muy pequeño y esto hace que invadan el carril de al lado o que no entren por el adecuado». Vázquez también indica que los puntos de salida de algunos exámenes son delicados. «En Elviña, delante de la cafetería Noche y Día, nada más salir los examinados se lidian con un stop y un carril bici; quienes salen desde la estación de autobuses se encuentran desde el verano con unas marcas que permiten estacionar a la izquierda, restando visibilidad».