¿Cuál es el origen de los choqueiros de Monte Alto?

L. G. V.

VIVIR A CORUÑA

PACO RODRÍGUEZ

Durante años, el carnaval fue el reflejo de los usos y costumbres de las diversas realidades sociales de A Coruña

09 feb 2023 . Actualizado a las 16:42 h.

El Don Eladio los describió en 1958. Hablaba de llevar unas copas encima, ataviarse con ropa de cama raída y portar una vara rematada por un chorizo o alguna golosina que los chiquillos se desvivían por atrapar. El diccionario enciclopédico de Eladio Rodríguez González se hizo popular gracias al profundísimo conocimiento que aportaba de la Galicia más tradicional. Por eso no podía faltar el término choqueiro.

En A Coruña, concretamente en Monte Alto, se les venera durante la época del entroido, y representan la evolución de una fiesta que ha ido reflejando las diversas realidades sociales de la ciudad. En la actualidad, la fiesta choqueira se plaga de grandes dosis de sinvergonzonería, descaro, humor y, sobre todo, falta de prejuicios. Lo que hoy es uno de los eventos más esperados del carnaval herculino, con la calle de la Torre como epicentro, durante años sirvió como foro de reivindicación, lográndose mantener incluso durante el Franquismo pese a las muchísimas restricciones de la época. Eso sí, que de ahí no se movieran aquellos esperpentos con harapos, pues la policía hacía guardia en cada esquina.

Mucho antes de que España estuviera sometida a este régimen dictatorial, los coruñeses hacían lo que podían para disfrazarse y celebrar. Según indica el historiador Xosé Alfeirán en su libro Choqueiros. Breve crónica histórica do carnaval coruñés, los primeros datos concretos del carnaval coruñés datan de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, comenzando la tradición por una costumbre, injustificable ahora mismo, que consistía en el lanzamiento de huevos y naranjas a las mujeres para propiciar la fecundidad. Vinculado a ritos arcaicos, durante esta suerte de invocación a la natalidad ya estaba presente la figura del choqueiro, que animaba la cosa repartiendo palos. Todo muy civilizado. 

Con estas celebraciones bastante asentadas en zonas, en algunos círculos burgueses iban resurgiendo los bailes de máscaras. Era otra forma más utilizada por la alta sociedad para dejar claro su estatus. Pero también un nuevo amanecer tras la muerte de Fernando VII, que durante años prohibió portar elementos que ocultasen la cara, y que pudieran servir de refugio para aquellos que querían manifestarse contra el absolutismo vigente. Así, la gente comenzó a ver ampliadas sus libertades, y esto se manifestó también en estas fiestas de máscaras rodeadas de misterio, y donde se aprovechaba para coquetear, tocarse y, muchas veces, conseguir pareja. Estos bailes se celebraban en la plaza del Humor.

Si los carnavales en A Coruña son impensables sin los choqueiros, tampoco tendría sentido hablar de entroido sin mencionar el entierro de la sardina. Indica Alfeirán en su monográfico que ya en 1850 este réquiem era una pieza fundamental de esta fiesta pagana. Lo organizaba el Círculo de Artesanos y constaba de dos partes: una procesión fúnebre por las calles principales de la urbe y un último golpe de efecto en forma de apropósito, una oración burlesca que, sin embargo, debían pasar previamente por las manos de las autoridades para que diesen su aprobación. El por qué de esta curiosa tradición se asocia, según varios estudios antropológicos, a una partida de sardinas que llegó en mal estado a Madrid a principios del siglo XVII y que se enterró el Martes de Carnaval. Este año, el carnaval volverá a rematar tras diez días de festejos en la playa de San Amaro el miércoles 22.