El vínculo que une a Emilia Pardo Bazán con la Lotería de Navidad

VIVIR A CORUÑA

Loterías y Apuestas del Estado le rindió homenaje a doña Emilia el pasado año, cuando se cumplieron cien años de la muerte de la escritora, con el décimo del 14 de agosto
Loterías y Apuestas del Estado le rindió homenaje a doña Emilia el pasado año, cuando se cumplieron cien años de la muerte de la escritora, con el décimo del 14 de agosto

La escritora coruñesa tenía una fijación especial con este sorteo, que fue protagonista de varios de sus artículos y cuentos

27 nov 2022 . Actualizado a las 10:35 h.

Treinta y tres años antes de que naciera una de las escritoras más ilustres que ha dado la ciudad de A Coruña, Emilia Pardo Bazán, España intentaba recuperarse de las dramáticas consecuencias de la guerra de la Independencia. Pocas cosas había y hay más castizas que insuflar un poco de ilusión mediante un juego de azar para sanear los ánimos. Nacía así en 1818 el Sorteo Extraordinario de Navidad, que fue ganando peso en la sociedad hasta convertirse en pocos años en una tradición nacional sin parangón.

Doña Emilia, siempre interesada en novelar los usos y costumbres de lo que sus ojos alcanzaban a ver, también tuvo en cuenta este juego de azar en parte de su bibliografía, siendo una suerte de pionera a la hora de poner este tipo de temática en el centro de una historia. Ya había alcanzado el cénit con La tribuna y Los pazos de Ulloa cuando llegaron las menciones al sorteo más esperado de los españoles. Ocurrió en El décimo, Suerte macabra, El premio gordo, Nochebuena y Navidad. Por su vinculación con Loterías y Apuestas del Estado, aprovechando los cien años de la muerte de la escritora, este organismo le dedicó el décimo del 14 de agosto del pasado año, incluyendo un retrato que le realizó Gustav Wertheimer en 1887.

Emilia Pardo Bazán
Emilia Pardo Bazán

El primer coqueteo de Pardo Bazán con el Gordo de la Navidad ocurrió en 1896, cuando publicó Nochebuena en La Ilustración Artística, un «periódico semanal de literatura, artes y ciencias» donde doña Emilia llegó a tener una sección propia. En este artículo, explican en uno de los boletines de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE), la autora «describe el ambiente entristecido que presentaba Madrid, empañado por horizontes de guerra, defiende la Lotería como una institución firme y durable entre tanta zozobra y angustia y, sobre todo, defiende la necesidad de la esperanza, más que de la felicidad misma».

En este mismo semanario salió también Navidad en 1908, en el que se reflejaba la decadencia de una familia y el esperpento de situaciones y personajes a raíz de la llegada de un premio del sorteo navideño. Por su parte, fue la revista La España Moderna la que incluyó Suerte macabra en 1898. Aquí es la sátira la que manda, al burlarse la fortuna de quien por fin la logra.

El décimo se publicó un año después en el Correo de Santander, dando cuenta de lo mucho que le gustaba esta temática a doña Emilia. Es una lectura que se ha recogido en el volumen Cuentos, de Eva Acosta, la biógrafa de la condesa, y que sigue la estructura de los cuentos clásicos incluyendo una lección a través de una fábula. En este texto, el comprador le promete a la vendedora de la lotería compartir el premio si llega a ganarlo. La suerte se pone del lado de este ciudadano... Al menos hasta que pierde el boleto.

La conciencia de clase se representa en El premio gordo, donde los criados de marqués acuerdan jugar a la Lotería de Navidad y acaban ganando el Gordo, lo que enfada profundamente al noble, que se siente traicionado, conocedor de que a partir de ahora sus empleados dejarán de cumplir sus órdenes.