Las Buenas Olas se cogen en Galicia y se exportan a la Polinesia, Australia y Hawái

Lucía vidal REDACCIÓN / LA VOZ

SADA

Álex López-Benito

La creadora de La Barbuda tiene nueva línea con aires de surf

23 jul 2019 . Actualizado a las 13:17 h.

Hace unos meses, durante la Comic Con de Madrid, a Paula Hermida se le acercó la mala malísima de Juego de Tronos, la actriz Lena Headey. «Ya no quedaban camisetas de su talla en el stand, pero le dio igual, se las quería llevar aunque no le sirviesen». Pero no solo Cersei ha quedado prendada de sus diseños al estilo tatuaje neotradicional. El pasado año, un equipo californiano de hockey sobre patines «asedió» su puesto en la feria Made in Galicia en A Coruña. Todas las chicas llevaban parches de La Barbuda, su primera marca, nacida en el 2014, «y me los enseñaban todas orgullosas», recuerda, como cuando un señor australiano con sombrero se acercó a su puesto para decirle que su vecina en las Antípodas tenía un bolso «como ese que está colgado en la pared». El contacto con la gente es uno de los aspectos que más valora esta joven diseñadora: «Es muy bonito ver cómo interactúan con tus creaciones y cómo los adultos se comportan como si fuesen niños en una juguetería».

Con la tranquilidad que da la consolidación del proyecto inicial, ahora esta coruñesa residente en la localidad de Veigue (Sada) lanza Buenas Olas, una línea inspirada en otra de sus grandes pasiones, con permiso del cómic, el cine y los videojuegos: el surf. «Es más que un hobby. Para mí es una forma de vida». Y no podría estar más contenta. Le llegan pedidos de California, Australia y hasta de la meca por excelencia de este deporte, Hawái, un destino que le hace especial ilusión. «Internacionalmente está funcionando muy bien. Ya hemos enviado esta colección a EE.?UU., el Reino Unido, Polinesia francesa, Francia, Australia, y de forma puntual a Irlanda o Alemania».

Segunda colección

Con algo más de dos meses de vida, hace poco que subió a la web la segunda colección de Buenas Olas, que, como en el caso de La Barbuda, abarca desde camisetas a parches, pasando por pegatinas viniladas (pensadas para pegar en la tabla o en la furgo), sudaderas, bolsos, láminas o pins y, en este caso, además, dos tablas pintadas a mano de las que, confiesa, le va a costar desprenderse. De momento, el canal de venta es 100 % on-line. Paula se encarga de la parte del diseño, y de «contestar a los no pocos mails que nos llegan» mientras que su madre, su fan número uno, se ocupa de «preparar los pedidos, llevarlos a correos, echar broncas a proveedores, facturas, stock, tiendas... y cuando llegan fechas como el Blackfriday, intento ser la becaria de mi madre», admite con una sonrisa. « La gente no se lo cree pero somos dos. No hay nadie más detrás de este proyecto. Solo mi madre y yo». Empezó con un viejo ordenador portátil. Ahora plasma su creatividad en una tableta. «Luego los dibujos pasan el filtro de mi familia, que ejerce de juez, aunque, para ser sincera, siempre hago lo que quiero. Si no les gusta y a mí sí, tiro para delante». Trabaja pensando en el producto final, y en la disponibilidad de materiales que hay en el mercado, «porque a lo mejor en mi mente tengo un color pero no hay hilo de bordar en ese tono y tengo que adaptarme», explica. Distintos proveedores, la mayoría gallegos, se encargan de darles forma. «A veces, en el caso de pins con patentes y mecanismos, pasan por varios países, y al final aquí los ensamblamos y les damos el toque final». La mercancía, ya fabricada, llega al estudio, donde se almacena, empaqueta y se envía al cliente. «Durante el Black Friday podemos recibir en un solo día quinientos pedidos, y desde esa fecha hasta finales de enero, que es la época punta, a razón de doscientos y pico pedidos semanales. En temporada normal nos piden entre cinco y seis tiendas por semana, y en la web entran entre quince y veinte pedidos diarios de particulares», enumera Paula mientras enseña algunas de las criaturas de la serie Frikis del Mar, incluida la Doniña, su particular aportación al universo de las Meninas de Canido, y que lleva tatuada Edu Hermida, el creador de otro proyecto que, como el suyo, ha traspasado fronteras.