El campanario de Santiago de Paderne, un mirador sobre la retaguardia ártabra

CRISTÓBAL RAMÍREZ

PADERNE

cristóbal ramírez

Parte del recorrido ni siquiera figura en el Google Maps

28 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Solo hay que animarse a hacer una escapada a los valles profundos de la retaguardia del golfo Ártabro-Abegondo, Oza-Cesuras, para entender por qué cientos o quizás miles de paisanos los usaron como refugio ante la llegada a la comarca, bárbara y cruel, de las tropas napoleónicas. Aún hoy en día no queda otro remedio que dar mil y una vueltas para llegarse a ellos. En la actualidad, las razones, claro, son otras: disfrutar de su esplendoroso verde y sus incontables matices, del paisaje solo adulterado por los incontables eucaliptos y por sus muestras de arte rural.

Así que carretera de Betanzos a Mesón do Vento, desvío a la izquierda a Presedo (señalizado), y una vez en Presedo a la derecha, para, a la altura de la iglesia de Leiro (Camino Inglés), descender hacia Souto. En las siguientes casas se toma otro desvío a la diestra, este por pista muy descendente y muy estrecha. La calma es siempre buena consejera al volante, y aquí más.

El valle es simplemente magnífico, con el río Mero abajo, y magnífico es también el molino rehabilitado que queda a la derecha, toda una muestra de cómo hacer las cosas con gusto y con enorme respeto por la elegancia, la historia y la belleza.

El puente, sin defensa por un lado, se llama Ponte Cabanas. Y a partir de ahí comienza una fortísima subida de mal asfalto —muy estrecha— que ni siquiera figura en Google Maps. En metros no es larga, tres cuartos de kilómetro, pero en esfuerzo resulta inolvidable. Remata en una carretera ancha que se sigue por la izquierda hasta encontrar un desvío a mano contraria que anima a continuar subiendo, y de qué forma, hasta la iglesia de Santiago de Paderne (aclaración: nada que ver con el Paderne limítrofe con el municipio de Betanzos).

El templo muestra su exterior blanco, tapando una humilde mampostería que en el encintado de los vanos se vuelve sillar. Se ve en muy buen estado de conservación, tiene una sola nave, rectangular. En la parte norte muestra una puerta centenaria, porque el conjunto es muy antiguo, posiblemente algunas partes daten del siglo XVI. Fachada sencilla, pero no carente de elegancia.

¿Qué llama la atención de ese templo adornado hasta con un puentecillo? Su campanario. Porque está exento, es decir, aislado, y a bastantes metros del edificio principal, con una sola campana, decimonónica, arriba en lo más alto. Desde él la panorámica es enorme, y cualquier recién llegado entiende por qué las tropas francesas, en la guerra de Independencia, no se atrevían a entrar hasta ahí. Y del pequeño grupo que, obedeciendo órdenes, se atrevió, ni uno solo regresó con vida.

 

SOUTO

43º11’24”N 8º16’06”W.

LA FOTO MÁS PERSONAL

Ante el campanario.

EL DESAFÍO

Hacer la ruta en bicicleta o andando desde Leiro.

MAPA RECOMENDADO

Instituto Geográfico Nacional. 45-IV.