El sorprendente cierre de Real 63

EL PULSO DE LA CIUDAD

Eduardo Pérez

Los impulsores del café aseguran que la pérdida de clientela forzó su clausura

31 ene 2020 . Actualizado a las 11:08 h.

La farmacia que se convirtió en café no encontró la receta del éxito. «Los fines de semana trabajamos bien, pero de lunes a viernes a partir de las nueve de la noche la zona está vacía... y no salen las cuentas», comenta uno de los integrantes de la sociedad que puso en marcha Real 63. En el bajo donde durante décadas estuvo la Farmacia Europea hace poco más de un año que servían cafés y cañas en lugar de medicamentos.

Los responsables de la costosa reforma respetaron la estética de la vieja botica y cuidaron todos los detalles. Una inversión importante para mantener el encanto de un local con mucha historia. Todos alabaron el gusto y el cariño con el que se hicieron los trabajos. Tanto, que al principio era complicado encontrar un hueco libre. Pero, poco a poco la novedad se fue diluyendo como una pastilla efervescente en una vaso de agua. «Lo intentamos, pero cada mes perdíamos un poco más de dinero y así es imposible. Hay veces que aciertas y otras te equivocas cuando pones en marcha un negocio de hostelería», analiza con calma y tono de decepción.

El incipiente bum hostelero de la calle Real recibe un palo nada más comenzar el año. En el precioso escaparate de la antigua botica convertida en bar, que los vándalos atacaron con pintura en más de una ocasión, luce ahora el cartel de «se alquila».

Los propietarios del bajo buscan otro inquilino que encuentre la fórmula magistral para hacer rentable un local que también tiene entrada por la Marina. La farmacia Europea ya formaba parte de la historia de la calle, ahora también, de manera sorprendente, el Real 63.