Oza-Cesuras, diez años de una fusión que polarizó a los vecinos

toni Silva OZA-CESURAS / LA VOZ

OZA-CESURAS

MARCOS MÍGUEZ

El alcalde sigue esperando ayudas para cumplir los grandes proyectos prometidos

05 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La primera fusión de municipios en 44 años se anunció desde Santiago cuando los alcaldes implicados estaban escondidos por orden política. Era marzo del 2012 y en pleno debate sobre el estado de la autonomía, Alberto Núñez Feijoo hizo que toda Galicia buscara en el mapa las coordenadas de Oza dos Ríos y Cesuras. Ahora se cumplen diez años de la celebración de los plenos que dieron luz verde a un proceso histórico, casi explosivo en la política del momento, pero cuya pólvora se ha mojado con el paso del tiempo, con excepción de la chispa prendida en Cerdedo-Cotobade.

Oza-Cesuras nació entre broncas que el tiempo aún no ha diluido. La Voz intentó ilustrar este reportaje con una foto conjunta de varios concejales que debatieron entonces el proceso de unión, pero lo que se ha constatado es que la fusión levantó sentimientos de animadversión entre sus protagonistas que aún no se han borrado.

Diego Calvo, entonces presidente de la Diputación de A Coruña, fue el gestor intelectual de aquella fusión que pretendía contagiar a otros pequeños municipios que no eran viables de forma autónoma. Pablo González Cacheiro, alcalde de Oza dos Ríos, y Julián Lucas, regidor de Cesuras, formaron con él un equipo que también se iría deshilachando con el paso de los meses: Lucas dimitió en medio del proceso coincidiendo con un oscuro asunto inmobiliario en Pontedeume. Ambos alcaldes, con el tiempo, dejaron de hablarse, al tiempo que crecía la tensión entre Cacheiro y Calvo.

La oposición y parte de los vecinos, especialmente en Cesuras, siempre criticaron la imposición de la unión municipal y la falta de información. Por los dos concellos surgieron plataformas enfrentadas que rivalizaban a la hora de recoger firmas a favor o en contra de la fusión. Y toda esa tensión se canalizó especialmente en el pleno celebrado hace ahora diez años en Cesuras (el de Oza dos Ríos fue más tranquilo), donde los vecinos acudían con crespones negros y exigían un referendo.

El sistema de votación también levantó ampollas. La oposición pidió que se aplicara la Ley de Administración Local de Galicia, que exigía una mayoría cualificada de dos tercios. De esta forma, en Cesuras no habría prosperado la fusión (en Oza el PP tenía una mayoría más holgada). Pero en los días previos, desde la Diputación y la Xunta se emitieron informes que determinaban que había que aplicar la Ley de Bases de Régimen Local estatal, para la que basta la mayoría absoluta para aprobar la fusión.

El PP lo sacó adelante en ambas sesiones, pero el expediente viajó a la Consellería de Presidencia con el aliento en contra de muchos vecinos de Cesuras, que temían la desaparición del colegio y del centro de salud, servicios que siguen a día de hoy. El proceso continuó hasta la constitución de una gestora de 13 miembros, lideradas por el actual alcalde, Pablo González Cacheiro, reelegido desde entonces con mayoría absoluta.

Con la fusión se anunciaron también dos grandes proyectos, uno por municipio. Lucas anunció que la Xunta y el Estado (gobernaba Mariano Rajoy) darían fondos generosos para convertir el viejo sanatorio de O Paraxón, un edificio secular y de gran importancia arquitectónica, en un centro de día para mayores. Por su parte, González Cacheiro llegó a reunirse con la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, para la ejecución de un paso bajo el puente de la vía férrea que atraviesa (y divide) Oza-Cesuras. A día de hoy, el talud sigue igual y el sanatorio se está restaurando con fondos de la Xunta y cuya dedicación sí se ha consultado a la población.

El recuerdo de los concejales

Lito Vázquez era el portavoz del BNG en Cesuras cuando se enteró de la fusión. «Pasei noites sen durmir porque me sentía aldraxado e atropelado nos meus dereitos», recuerda. «A fusión era algo que se podía discutir, pero o anuncio tal e como se fixo foi unha ocorrencia que veu ordenada de arriba», acusa el concejal, que durante el proceso abandonaría el BNG junto a sus dos compañeras para fundar Independentes por Cesuras.

Pilar Pedreira era la portavoz socialista en este municipio. «Hubo mucha tensión y poca transparencia, la población se polarizó bastante y al final para nada. Oza sigue igual y Cesuras está peor», sentencia.

Con ella coincide Estefanía Bustos. «En Cesuras perdeuse pediatría, a matrona, o transporte, non hai novos servizos culturais, tampouco hai un aforro político porque o alcalde cobra máis do que se aforran en concelleiros, e empresas, cantas viron?», se pregunta la nacionalista.

Antes del anuncio de la fusión, Begano había comprado una parcela en Oza para levantar una nave logística, pero la crisis del 2008 canceló numerosos planes de Coca-Cola. Posteriormente, en Cesuras se difundió la instalación de una planta de biomasa que nunca llegó.

«Si se hubiera votado, la fusión no habría salido. Se nos trató como a borregos», dice José Antonio Vaamonde, exconcejal del PSOE.

En el Ayuntamiento sigue figurando el nombre de Oza dos Ríos. Al igual que en las carreteras. «Tenemos otras necesidades más urgentes que los gastos en el cambio de la señalización», explica el alcalde.