El templo muestra esa sencillez no exenta de elegancia que caracteriza a las iglesias del mundo rural gallego levantadas en el XVIII, un siglo de relativa riqueza y aumento de la producción agrícola que permitió un excedente con parte del cual se construyeron estos edificios. Este en particular tiene una sola nave rectangular, en el exterior un espacio lateral cubierto, fachada con un par de elementos ornamentales y un campanario de dos cuerpos, con otras tantas campanas en el inferior. Lo acompaña un cruceiro sencillo y no muy antiguo.
Si se quieren estirar las piernas, justo al tomar la curva a la izquierda rodeando la casa con el hórreo mencionado arranca un camino a la diestra. No es muy largo y sí seguro, con el río Mero abajo pero a una distancia que permite no preocuparse en exceso de los pequeños de la familia.