La reconstrucción del crimen de Oza-Cesuras sigue sin aclarar por qué llevaba esposas y cadenas

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

OZA-CESURAS

Vivienda en la que ocurrió el crimen de Oza-Cesuras, en enero del 2021
Vivienda en la que ocurrió el crimen de Oza-Cesuras, en enero del 2021 MARCOS MÍGUEZ

El investigado, que achaca el asesinato a un amigo y dice que solo querían robar, se niega a reconocer que actuara por venganza

05 feb 2022 . Actualizado a las 12:16 h.

El supuesto autor del crimen de Oza-Cesuras se negó a declarar hasta que este jueves lo llevaron al lugar del crimen para realizar la reconstrucción de los hechos. Pese a que ahora habló, dejó muchos cabos sueltos. Se afanó en quitarse culpas de encima, en decir solo lo que quería decir. Como si llevara un discurso escrito al que no le quería quitar o añadir una coma. Cuando aseguró que él no había disparado a la víctima, sino que fue un amigo que lo acompañaba, calló al preguntarle de quién se trataba. Cuando sostuvo que la única intención era la de robar, no explicó para qué llevaba encima una mochila con cadenas, esposas y candado, utensilios que de nada sirven para entrar en una casa y llevarse unas joyas, un televisor o lo que fuera. Y cuando hubo que preguntarle la razón de haber elegido precisamente esa casa, la del jefe de su mujer, tampoco quiso reconocer que fue por venganza.

Por tanto, no es que se avanzara más en la instrucción del caso, es que lo complicó todavía más. Porque ahora habrá que averiguar si algo de lo que dijo es cierto. Y no solo eso. La reconstrucción tampoco sirvió para avanzar en el móvil del crimen.

Porque Alberto Serrano Pereira, en cuanto la titular del juzgado de instrucción número 2 de Betanzos le hacía una mínima observación sobre la «estrecha relación» y posterior enfrentamiento entre el viudo de la fallecida Cristina y su esposa, bajaba la cabeza y enmudecía.

Pero aunque nunca se sepa si actuó o no por venganza, si las parejas de la fallecida y la del investigado habían mantenido o no un vínculo más allá del profesional, esto no influirá en el juicio por asesinato. Ahí lo importante será si fue él quien la mató o no. Las razones o el móvil no tienen ni atenuantes ni agravantes.

Por el momento no trascendió si al procesado se le hizo la prueba de parafina, esa que demuestra si tenían pólvora o no sus manos. Lo cierto, es que en el sumario no aparece por ahora el resultado.

En cuanto a la posibilidad de que el autor del disparo en la nuca que dejó sin vida a Cristina Núñez, con 33 años y madre de un niño de dos, fuese una tercera persona, no solo tendría que dar su identidad. En caso que delate a alguien, deberá demostrarlo y los investigadores corroborarlo.

Así las cosas, la instrucción continúa adelante. Alberto Serrano sigue en prisión desde el 19 de enero del año pasado y ahí continuará hasta que se celebre el juicio. A no ser que sea cierto que él no fue el que apretó el gatillo, sino ese compinche al que, de momento, no quiere delatar.