Un manojo de grelos a domicilio

María Viñas Sanmartín
María Viñas REDACCIÓN / LA VOZ

OZA-CESURAS

CESAR DELGADO

O la lechuga que cultiva Josefa, o el queso que elabora Víctor o una bica horneada pacientemente por Teresa. La Casa de la Aldea es una tienda gourmet «online» en la cual conseguir productos frescos, mimados y de máxima calidad

15 abr 2018 . Actualizado a las 18:21 h.

A cambio de la prosperidad que nos prometió el asfalto y la vida en comunidad, resultona, compensatoria, el éxodo rural nos exigió ciertas renuncias ligeras, de las que en general nadie se quejó. Pero hubo una, especialmente atragantada, de la que los hijos de la aldea todavía no han conseguido reponerse: la de prescindir de la despensa a la intemperie a pie de casa, la de recoger un par de tomates del huerto, una lechuga húmeda, un puñado de patatas con restos de tierra y algún que otro huevo del corral y, en diez minutos, mezclar y agitar, preparar una jugosa tortilla y una ensalada con sabor a ensalada, de las que ya apenas se recuerdan. Los de ciudad y también aquellos asentados más allá de Pedrafita vagan, huérfanos, interrogando a amigos y compañeros de trabajo sobre posibles vecinos con casa en el pueblo a los que convertir en sus particulares proveedores de excedente fresco. «Cada vez que cocinaba algo con productos originales, algún amigo que vivía en Barcelona o en Madrid, o en cualquier otra ciudad grande, siempre me preguntaba dónde podía él conseguir eso», me cuenta José Luis Gómez para explicarme cómo se le ocurrió poner en marcha una tienda gourmet online en una auténtica casa de aldea. Dónde mejor. Qué otro nombre más apropiado que ese.

La Casa de la Aldea nació como idea en el 2012, como proyecto con forma definida en el 2013 y como negocio dos años después, en el 2015. Hoy supera los 1.200 usuarios registrados, crece de forma constante y sostenida, y está a punto de cerrar una campaña de crowfunding puesta en marcha con el principal objetivo de internacionalizar su potente modelo de negocio. ¿Potente por qué si no deja de ser un portal de venta de producto? ¿Qué diferencia hay entre lo que hace este equipo desde Cesuras y lo que gestionan las divisiones .com de las grandes cadenas alimenticias? La implicación, el mimo y, especialmente, la calidad es la respuesta más rápida. El valor de lo tradicional, del producto elaborado por autores que se manchan las manos, de frutos, verduras, tubérculos o lácteos con historias particulares. Con nombres y apellidos.

«La apuesta por este sector estaba clara desde el principio -apunta Gómez-, porque veíamos que se está produciendo un cambio fundamental en el comportamiento del consumidor occidental: el objetivo número uno ya no es a qué destino exótico puede ir o cuánto de grande puede ser su barco de recreo, para muchos hoy es más importante cómo conseguir la máxima calidad de sabor y salud en su cocina. Y esto, además, va acompañado del reclamo de una ‘experiencia gastronómica’, para lo que es imprescindible contar con un relato disponible que lo permita». «La mayoría de nosotros somos defensores del menos es más -añade-. Menos cantidad, pero más calidad, más sabor, más rentabilidad y más sostenibilidad».

La aldea, continúa Gómez, es el epicentro de la producción de obras gourmet en todo el mundo. Y no solo porque es dónde están los mejores ingredientes, sino también porque es ahí donde se encuentran los paladares más experimentados para valorar autenticidad y sabor. Conscientes de esto, el equipo de La Casa de la Aldea, formado por cuatro profesionales multidisciplinares y un grupo de colaboradores independientes, lleva a cabo periódicamente lo que ellos llaman «catas para valorar obras y autores», reuniones con diferentes grupos de personas en las que se comprueba si el producto cumple rigurosamente sus parámetros de elaboración, que siempre deberá ser absolutamente natural.

El productor se lleva sobre el 40 % de lo que se paga por el kilo Hoy colaboran con la casa unos 75 productores que Gómez prefiere llamar «autores». Acceder a sus nabizas, empanadas, embutidos o sardinas gran reserva es, para el cliente, relativamente sencillo: un par de clics y, en un solo día, ya en su nevera. Lo que hoy por la mañana se recoge en la leira, se envía por la tarde y mañana mismo está en casa de quien lo compró, en cualquier punto de la península. «Nadie puede tener algo más fresco, a no ser que lo cultive». ¿Y qué tendría que hacer aquel que cultivase unos maravillosos tomates para entrar en este circuito? «Haríamos un primer pedido para comprobar el producto, iríamos a su casa a descubrir cómo trabaja y a escuchar su historia -ilustra Gómez-. Si el proceso es positivo recogeríamos la mercancía y el productor percibiría un porcentaje por cada kilo, un 40 % de lo que el señor de Sevilla que lo ha pedido abonará». Hay lujos que solo se entienden como tal en la distancia, ya sea en años o en kilómetros, cuando uno comienza a echarlos de menos.

Las claves

1.  En un día. Desde que un cliente hace el pedido hasta que llega a la puerta de su casa nunca pasan más de 24 horas. A cualquier punto de la península.

2. Las historias. Detrás de cada producto hay una historia particular, una o varias personas que lo cultivan o lo elaboran. La Casa de la Aldea te lo cuenta, apostando por la cercanía, lo artesanal y lo local.

3. Lo más demandado. Patatas, berzas, grelos, lechugas, pimientos, tomates, empanadas, embutidos, quesos, repostería y vinos, tanto tintos como blancos.

4. Lo insólito. Tienen usuarios australianos, pedidos desde Minnesota y cada vez más hacen envíos a Europa. Consideran la aldea un concepto global, no solo gallego. Y ya cuentan con alguna obra que se elabora fuera, como un aceite andaluz o un café de la Sierra de Dipilto, en Nicaragua.