Un belén a pedir de boca en Oza dos Ríos

aNTÓN s. rODRÍGUEZ OZA-CESURAS

OZA-CESURAS

Los alumnos de este colegio construyen un nacimiento con materias comestibles

27 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En Belén el suelo es pedregoso por culpa de los garbanzos o las lentejas. También hay barrios con polvo en el suelo (en realidad, Cola Cao). Y en otras zonas un terreno más viscoso debido a las galletas trituradas. No muy lejos hay un oasis construido a base de sal pintada con tiza azul. El castillo de Herodes está revestido de gallegas con una techumbre de espirales de pasta. Y en el otro extremo, el portal de Belén concentra muchos más hidratos de carbono: el suelo que pisan la Virgen María y José son láminas de canelones; la techumbre, espaguetis dispuestos como paja; el niño Jesús duerme en un tallarín enrollado, y las tres figuras comparten un chaski a modo de corona sagrada.

El nacimiento del colegio de Oza dos Ríos destaca por su ingenio, por su guiño al reciclaje, a las segundas oportunidades de las cosas, por su creatividad. Aquí todo es comestible. Casas con paredes de chocolates, camellos que tienen nueces por joroba, montañas de pan, árboles con sospechoso parecido a coliflor, un huerto cuya fértil tierra no es otra cosa que café molido (con el de grano entero se ha construido una colina). La profesora de Religión, Raquel Fraga, ha coordinado su elaboración y los niños se sienten especialmente orgullosos del resultado hasta el punto de organizar una jornada de belén abierto a los padres, que han aplaudido la gran imaginación de los alumnos.