Las unitarias toman un curso diferente

Toni Silva OZA-CESURAS / LA VOZ

OZA-CESURAS

José Antonio Suárez y el concejal Pepe Sánchez recuerdan su etapa en la escuela de Traba.
José Antonio Suárez y el concejal Pepe Sánchez recuerdan su etapa en la escuela de Traba. Paco de la abadía< / span>

Reconvertidas en sedes vecinales, Oza-Cesuras acaba de adaptar una escuela en casa de emergencia social

01 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada vez que comienza el curso escolar, en algún lugar de Galicia se llora por una unitaria. Abocadas al cierre por desajustes demográficos, numerosos municipios rurales se encuentran con edificios vacíos con los que no saben qué hacer. En la comarca coruñesa muchos han sido recuperados generalmente como centros sociales o locales de encuentro vecinal.

En la parroquia de Filgueira de Traba (Oza-Cesuras), los obreros acaban de adecentar la vieja escuela de Barral, cerrada a mediados de los años setenta. Y se da la casualidad de que uno de aquellos alumnos es el responsable de su recuperación. El concejal de Obras, Pepe Sánchez, estudió en esta escuela desde 1966. Allí comenzó su vida escolar bajo las enseñanzas de Jesusa Pérez, su única profesora en este lugar. Ella vivía en la planta de arriba, que conserva las baldosas y puertas de entonces. La parte baja, la del aula, está irreconocible. Aquí asoma una vivienda moderna, con cocina americana, una habitación y un baño. «Es para emergencia social», explica el concejal. Es decir, esta vivienda podrá entregarse temporalmente a una familia en apuros, o a una víctima de violencia de género.

«Para ayudar a gente»

«El colegio se estaba cayendo, ya hace tres años arreglamos el tejado y ahora hemos decidido destinarlo para ayudar a gente», dice Pepe, quien recuerda muchos y buenos momentos con su compañero José Antonio Suárez. Este aún conserva su cartilla de calificaciones donde se puede leer, entre las Matemáticas y la Educación Física, la asignatura de «Formación del espíritu nacional».

La construcción de la escuela costó 258.000 pesetas y entró en ejercicio en 1962, gracias en parte al trabajo de los vecinos, que colaboraron por turnos en las obras. José Antonio fue uno de los primeros alumnos. Ocho años después se mudaría a Santiago para estudiar Maestría Industrial. Hoy trabaja de electricista.

El colegio, acompañado de un gran y amenazante árbol, cerró en 1975, cuando abrió el nuevo y gran centro de Cesuras, lo que obligó a un largo desplazamiento a los niños de estas parroquias. Ahora, cuarenta años después la escuela unitaria de Filgueira de Traba está a punto de reabrir sus puertas con un papel muy diferente para el que fue concebida. Queda por determinar qué hacer con la planta de arriba, que tiene acceso independiente.