La odisea de pintar un paso de cebra en un rincón de Oleiros

Toni Silva OLEIROS / LA VOZ

OLEIROS

CESAR QUIAN

El Concello ubicó un acceso peatonal en Lorbé sin pedir permiso a la Xunta. Ahora, esta anuncia su traslado para evitar atropellos

13 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Y no vamos a hablar de O Couto, donde llevan meses pidiendo un paso peatonal. Parece que la capacidad de conflicto por este tipo de señales se ha contagiado al resto del municipio de Oleiros. La semana pasada, una vecina interpeló al alcalde en la emisora municipal para reclamarle un paso de cebra en la carretera de Montrove porque ella acude regularmente a Agarimo. Pero el regidor, Ángel García Seoane, le recordó que esa vía es de la Xunta, así que el Concello nada pinta. La mujer debía tocar con los nudillos en otra ventanilla.

Pero el gobierno local no siempre se ha inhibido de pintar una cebra en carreteras ajenas. Lo hizo en Lorbé, en la AC-163 a principios del 2020, poco antes de explosionar la pandemia. La Xunta asegura que nadie le pidió permiso, pese a que el lugar escogido no era precisamente el más afortunado porque comprometía la seguridad de los peatones en caso de que otros vehículos aparcados taparan la visión de los conductores.

La Xunta podría haber ordenado entonces el borrado de la señal y dejar las cosas como estaban, pero optó por dar un paso más allá y acondicionó el entorno para que el acceso pintado por el Concello de Oleiros tuviese riesgo cero. Así que pintó líneas blancas a modo de isleta en la zona de aparcamiento para que ningún vehículo pudiera estacionar e impedir ver a los peatones cruzando. Pero la tradición tira más que las normas, y los coches seguían aparcando en aquel espacio pese a la nueva blancura de su superficie.

Recogido el caso omiso de los usuarios de la carretera, en la delegación territorial de la Consellería de Infraestruturas e Mobilidade optaron por colocar varios pivotes (hitos H-75 en el argot técnico) para, esta vez sí, impedir que los coches aparcaran en la zona de la isleta.

Y entonces se montó el follón con el alcalde a la cabeza. Los compradores y vendedores de este tramo de Lorbé, en la rúa Golfiño, elevaron sus quejas porque los pivotes alejaban los coches, y con los coches lejos, se reducían las ventas. El asunto coleó varias semanas, en las que el Ayuntamiento seguía acusando a la Xunta de colocar pivotes donde no debía, sin entonar nunca el mea culpa por pintar un paso improvisado.

Y por segunda vez, el Gobierno autonómico opta por no enfrentarse a un alcalde de sobrado carisma. Pero tampoco quiere sustos en el tráfico de Lorbé. Así, como última y extraordinaria medida, el jefe de Servizo de la delegación territorial, Felipe de la Vega Gándaras, notificó al Concello de Oleiros que en breve será la Xunta la que se encargue de trasladar el paso pintado en el 2020 a su nueva ubicación, a la altura de la parada del autobús, así como el pintado de isleta necesario que, confían, esta vez no importune a nadie.