Dos meses y 1.500 euros para recuperar las casas de Perillo

E. Mouzo A CORUÑA

OLEIROS

Los dueños de las propiedades taparon todos los accesos «con bloques y con puertas de acero»

25 ago 2020 . Actualizado a las 08:24 h.

Además de okupar las viviendas por tiempo indefinido, depender de una orden judicial para proceder al desalojo, encontrar las casas vacías, a excepción de la basura que dejan, y los destrozos que causan, «aún tenemos que echar la mano al bolsillo y sacar mucho dinero para poder volver a hacernos con nuestra propiedad», explica Nuria Fernández, propietaria de las casas ocupadas en Perillo, en el término municipal de Oleiros. Las allanaron el 26 de junio y las desalojaron el pasado viernes

Nuria y sus familiares tuvieron que realizar un desembolso de unos 1.500 euros. Fue necesario contratar a un abogado y un procurador. «Fue la única solución. El desalojo pasaba sí o sí por judicializar la ocupación», resalta con preocupación la mujer. «Tienes que gastar dinero para recuperar una propiedad que lograste gracias a tu trabajo», señaló atónita Nuria.

«Tienes que gastar dinero para recuperar una propiedad que lograste gracias a tu trabajo»

Aún así, esta familia de Perillo da las gracias a la Policía Local, a la Guardia Civil y a los vecinos por su apoyo. Pero también agradece «la rapidez con que actuó el juez que nos tocó para proceder al desalojo en apenas dos meses».

Bien es cierto que para proceder a este desahucio no solamente se tuvo en cuenta la ilegal entrada en las viviendas. «Influyó mucho el estado en que se encontraban las casas, en ruinas». De hecho, los propietarios no podían alquilar las casas debido al riesgo que suponían, «y esta inseguridad, este peligro, y con dos niños dentro tuvo mucho que ver en la celeridad de la resolución».

 Más pérdidas

Pero este desalojo no solamente tuvo los gastos judiciales. El problema causado por los okupas a los propietarios de Perillo «puede ser mucho mayor, muy serio», explica con preocupación Nuria.

Las tres viviendas -dos de ellas ocupadas durante casi dos meses- están a la venta. «Ya teníamos muy avanzadas las negociaciones con una promotora. La cosa iba por muy buen camino, pero el problema surgido paralizó todo», explica con inquietud la mujer.

Detalla que en estos momentos tienen que retomar de nuevo las conversaciones, «y se trata de un proceso largo y costoso», subraya. Pero sobre todo, «toca rezar para que no vuelvan a ocupar las casas», advierte. Para evitarlo taparon todos los accesos «con bloques y con puertas de acero». De lo que se trata ahora es de agilizar en lo posible todos los trámites de la venta para que no vuelva a suceder otra ocupación.