Aluvión de propuestas para compartir la casa del jubilado de Oleiros

Elena Silveira
Elena Silveira OLEIROS / LA VOZ

OLEIROS

ANGEL MANSO

La oferta de Antonio García para combatir la soledad tuvo eco incluso en Badajoz

13 feb 2020 . Actualizado a las 10:54 h.

Fueron muchas las personas que se interesaron ayer por la propuesta que lanzó Antonio García López a través de este periódico para abrir su vivienda a otros jubilados y, así, evitar la soledad y compartir gastos. Algunos deambularon por la zona de As Galeras, en Oleiros, en busca de la casa. «No, no. No soy yo. Antonio no debe de estar en casa porque no tiene el coche», contestaba algún vecino a la pregunta de los curiosos. Y otros interesados se pusieron en contacto con esta Redacción para contactar con el responsable de la idea. Es el caso de José Manuel Vaamonde Romero, un coruñés que, después de medio siglo ejerciendo como abogado, ahora cobra una pensión a través de su mutualidad de 600 euros. «Exactamente 601 euros», puntualiza él.

Manuel explica que lleva años separado y que su situación económica actual le ha hecho volver «por imperativo» a una situación anterior que quiere corregir. «No encuentro un piso o una habitación de acuerdo con mis posibilidades económicas. Así que provisionalmente he tenido que regresar a casa, con mi exmujer. No es una situación deseable tanto por mi parte como por la de ella porque estoy viviendo de prestado», relata. Fue una de las personas que participaron en la fundación de Aspace para dar cobertura a una hija con parálisis cerebral. «Y ya ves, paradojas de la vida. Ahora me encuentro yo buscando una residencia o un lugar de convivencia», dice.

La situación de Maribel es parecida. Con una pensión de 600 euros no puede hacer frente ella sola al alquiler de un piso en A Coruña y tuvo que alejarse de la familia para vivir en Sada. Su prima María Pilar la ayuda en la búsqueda de una alternativa a las pensiones, «donde no sabes quién entra y quién sale, si hay gente problemática o monta follón...». Así que considera muy interesante la propuesta de Antonio. «Ella tiene 65 años y siempre vivió sola. Pero ahora se encuentra en una situación en la que sufre más la soledad y tiene miedo a no tener a nadie que llame al médico si le pasa algo por la noche». María Pilar explica que es difícil encontrar un piso para compartir entre gente mayor porque «la mayoría está alquilada a jóvenes o estudiantes», comenta.

El ofrecimiento de Antonio García llegó también hasta Badajoz, donde Francisco Lara quiere impulsar una iniciativa similar. «Yo no tengo ese problema, pero sí me interesa mucho poder ayudar a la gente que no tiene posibilidades para pagar una residencia privada. Lo que me gustaría es hablar con él e intercambiar pareceres. Porque la asociación que quiero montar para ayudar a los jubilados tiene que tener una raíz potente», indica.

Elena Silveira

«Este tipo de convivencia sería algo totalmente legal»

El abogado especialista en arrendamientos Alfonso Salazar confirma que la propuesta de Antonio García para ofrecer su vivienda a otros jubilados compartiendo gastos «sería algo totalmente legal». Matiza que al existir zonas de convivencia común (cocina, salón, jardín...) no se podría formalizar un alquiler por tan solo habitaciones, sino por toda la casa. Aunque en este punto la doctrina se divide y algunos expertos consideran que este tipo de convivencia se corresponde con un arrendamiento o subarrendamiento puro y duro, con sus peculiaridades ya que el dueño comparte vivienda con los inquilinos, mientras que otros consideran que se trata de un contrato legal y atípico, es decir, no regulado. En todo caso, ambas doctrinas plantean que se trata de una la situación totalmente legal y con repercusiones fiscales «ya que habría que declarar las rentas de capital inmobiliario». Es decir, Antonio debería declarar lo que le pagarían sus inquilinos.

«Otra cosa es que pueda plantearse la situación como una convivencia en la que simplemente se comparten gastos y, de esta manera, no tener que declarar el alquiler. De hecho, una persona puede meter a quien quiera en su casa», indica el letrado.

Salazar explica que ya existen acuerdos entre gente mayor o jubilada que se constituyen como cooperativa para contratar servicios comunes (lavandería, limpieza, cocina...). «En estos casos habitan en pisos o casas independientes, pero el funcionamiento es similar al que tendrían en un geriátrico, pero con forma legal de cooperativa», puntualiza el abogado.