El hombre que forjaba rincones de Oleiros

Toni Silva A CORUÑA

OLEIROS

Toni Silva

David Fernández, de 84 años, es autor de las puertas del cementerio de Oleiros, entradas de grandes fincas, o la lámpara de la iglesia de Nós

28 ene 2020 . Actualizado a las 17:25 h.

A sus 84 años David Fernández no tiene una salud de hierro. En los últimos meses ha sufrido algún achaque que le ha obligado a varios ingresos hospitalarios, pero de los que ya está recuperado. Lo que sí es de hierro es su obra, una amplia y espectacular colección de objetos y grandes estructuras fruto de su amor por la forja, algo que él define como afición pero que cuesta creer viendo el volumen de todo lo construido con sus manos a golpe de fuego y martillo.

-¿Pero trabajó en esto?

-No, no, solo como afición.

Este vecino de Nós, en el municipio de Oleiros, tiene el taller en su propia casa, en la que vive desde hace medio siglo. Pero su municipio de origen es determinante para entender una obra de hierro forjado que salpica todo su domicilio, con lámparas, barandillas, candelabros y un cabecero de cama extraordinario. «Nací en una aldea del municipio de Santiso, donde mi padre ejerció muchos años como secretario del Ayuntamiento», explica. Y en aquel pueblo, cuando apenas tenía 12 años, visitaba al señor Jesús, un herrero «de los de antes». «Manejaba el martillo como nadie, parecía una extensión de su brazo, era un maestro, hacía cosas típicas de los pueblos, hoces, guadañas, herraduras…, yo aproveché sus enseñanzas pero para hacer cosas muy diferentes», explica David.

Y tan diferentes. No muy lejos de su casa, cerca de la curva de Biona, David Fernández invita a dar un paseo para mostrar una de sus obras, como es el cierre de la finca de Los Castaños, donde la puerta principal tiene una anchura próxima a los seis metros y duplica la altura de su autor. Esto está muy lejos de ser una hoz o una guadaña. Sus trabajos pueden considerarse patrimonio dentro del patrimonio de Oleiros. «Hice la lámpara de la iglesia de San Pedro de Nós», relata. Y suyas son también las dos puertas del cementerio de Oleiros. «Me hicieron encargos de empresas, como O Pote, y me gané un dinero con esto».

-Pero, disculpe que insista, ¿no fue su profesión principal?

-Que no, que no. Que yo viví de otras cosas, de la construcción y así.

Perímetro de su casa

También trabajó de joven en una fábrica de agujas y broches de Cataluña. «Pero solo fue un año, prácticamente viví siempre entre Santiso y Oleiros», señala David en la entrada de su casa, ubicada en una parcela que dibuja una gran curva próxima a los campos de tenis de Nós y cuyo cierre, cómo no, está construido con forja doblada por él.