La extensión suburbana de la periferia

Carlos Nárdiz TRIBUNA ABIERTA

OLEIROS

MARCOS MÍGUEZ

«La cudad en la que vivimos es también la de los municipios del área metropolitana», advierte el ingeniero de Caminos y profesor de la UDC Carlos Nárdiz

15 dic 2019 . Actualizado a las 23:47 h.

uien siga el proceso de dispersión de la población en A Coruña se encontrará con un cambio de tendencia a partir de mediados de los años setenta, en los que el municipio de A Coruña alcanzó la máxima población, creciendo a partir de entonces la población de los municipios de la periferia: Oleiros, Cambre, Culleredo, Arteixo, con una primera corona que se extenderá en las décadas posteriores hacia Sada, Betanzos, Carral, Bergondo etcétera, superando a comienzos del siglo actual la mitad de la población del municipio central.

El papel de las infraestructuras viarias como soportes de esa extensión se puede estudiar históricamente a partir de la construcción del puente de A Pasaxe a comienzos del siglo XX, y las nuevas carreteras de acceso al puente desde Sada, Mera y ambos extremos de la ría de O Burgo. Será, sin embargo, el puente actual, construido a comienzos de los años 70, unido a la confluencia en el mismo de la avenida de Alvedro (Alfonso Molina), construida a mediados del siglo XX, y su especialización posterior en los años 70 y 80, lo que determinará la creciente extensión de la periferia suburbana en torno al municipio de Oleiros (por la generalización del automóvil) y la construcción de nuevas promociones de viviendas en torno a Cambre y Culleredo. Arteixo apoyará su crecimiento en un urbanismo lamentable, con la cercanía del polígono de Sabón, del que han sido partícipes, aunque en menor medida, el resto de los municipios, con la única excepción de Oleiros.

Las demandas de pavimentación de los antiguos caminos rurales y de los bordes de las carreteras, y la dotación de servicios de agua, saneamiento, alumbrado, electricidad y telefonía en esta primera periferia a partir de los años ochenta (con los municipios apoyándose en presupuestos de la Diputación provincial, principalmente) para convertir suelos anteriormente rurales en suelos urbanos —desarrollados con promociones dispersas de nuevas urbanizaciones, fundamentalmente de viviendas unifamiliares, y viviendas colectivas apoyadas en bloques en hilera en torno a las carreteras—, darán lugar a una extensa periferia suburbana en la que se apoya hoy el área metropolitana de A Coruña.

Dotarla de estructura parece necesario, con proyectos estratégicos en torno a los espacios libres, confiriéndoles centralidad —y a las villas crecidas en torno a las carreteras—, conformando corredores en los que se establezca un equilibrio entre el transporte en automóvil, los recorridos peatonales y el transporte público, y apostando por la rehabilitación energética y la habitabilidad de las viviendas. La calidad demandada para el centro de la ciudad de A Coruña, que necesita intervenciones radicales en la movilidad y los espacios públicos para aumentar su atractivo, se debería extender también a la periferia urbana y metropolitana, para que se traduzca en una mejora de la calidad de vida de sus habitantes. El municipio de A Coruña lleva más de 40 años con su población estancada. La ciudad en la que vivimos es también la de los municipios del área metropolitana, que no puede ordenarse solamente a partir de las distintas iniciativas descoordinadas municipales. ¿Dónde están los instrumentos de coordinación y de gestión de nuestra ciudad más allá de las iniciativas municipales e intervenciones sectoriales?