Cuarenta kilómetros de persecución con disparos y 20 vehículos dañados

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

OLEIROS

Alberto Mahía

«Es un milagro que no haya habido heridos o muertos», relata uno de los agentes que intervino en la persecución entre Oleiros y Cambre para detener a un conductor huido

22 sep 2019 . Actualizado a las 11:56 h.

A veces hay historias que uno cree que solo pueden salir en la televisión y de pronto aparecen asomándose a la ventana. La protagonizada el jueves por la noche por José Luis Rodríguez Añón, un viejo conocido de la Justicia, vecino de Carballo, de 50 años y muchos de presidio, es una de esas escenas de película. A los mandos de un potente BMW a nombre de su hermana fue perseguido por seis vehículos policiales a lo largo de 40 kilómetros.

Su huida comenzó en O Carballo (Oleiros) y terminó con el delincuente agazapado tras unos matorrales en O Graxal, porque cometió el error de internarse en una calle sin salida y pensó que a pie podría despistar a más de una docena de agentes que no le perdieron de vista en su alocada y peligrosa huida. Fue detenido gracias a una vecina que desde su ventana lo observó escondiéndose tras unos matorrales e indicó a la policía el lugar en el que estaba.

José Luis Rodríguez Añón nunca fue un hombre discreto. Pese a tener una orden de busca y captura para su ingreso en prisión -tiene que cumplir una condena de tres años por atentado y tráfico de drogas-, estaba con el torso desnudo en el interior de su vehículo estacionado en la rúa Estío, en O Carballo. ¿Qué hacía tan lejos de casa? Sabe Dios. Sin ropa y con el aspecto de sospechoso que siempre le persiguió, llamó la atención de una patrulla de la Policía Local de Oleiros que circulaba por la zona. Los agentes pararon junto a él y no les dio ni tiempo a pedirle la documentación. Rodríguez Añón arrancó, aceleró y comenzó su conducción temeraria. Saltándose semáforos, internándose en calles de dirección prohibida, circulando en sentido contrario, colisionando con vehículos aparcados o en marcha, colisionando contra señales y haciendo volar su coche en los badenes. «Lleva conduciendo desde los 6 años, siempre con la Guardia Civil de Carballo tras él. Es feo decirlo, pero hay que reconocerle una destreza al volante fuera de lo común». Así habla de él un agente que lo detuvo y persiguió varias veces por las calles de la capital de Bergantiños.

Los agentes de la Policía Local de Oleiros, de Cambre y la Guardia Civil comprobaron el jueves que eso es cierto. Ni poniéndole el coche patrulla delante, ni colisionando contra él para que perdiera el control y hasta con disparos a las ruedas pudieron pararlo. Eso sí, no lo perdieron de vista un instante y terminaron acorralándolo y obligándolo a una huida a pie. Y a pie no es tan ducho como al volante.

Una mujer de O Temple fue quien avisó a la policía del lugar en el que se había escondido

Golpeó a varios coches

Según fuentes policiales, nada más emprender la huida, se internó en el polígono de Iñás. Sin respetar señales e invadiendo el carril contrario, obligando a muchos conductores a echarse al arcén para evitar el impacto. De ahí se incorporó a la N-VI en dirección A Coruña. Se saltó en rojo los semáforos de O Carballo e «hizo saltar el radar de Biona», destaca el atestado. Para continuar por Perillo a alta velocidad, esquivando los coches obligados a circular a 50. En ese tramo dañó a varios vehículos.

Cruzó el puente de A Pasaxe y continuó hacia la ciudad por la misma avenida hasta Casablanca, donde dio un giro para recorrer de nuevo la avenida de A Pasaxe y regresar a Perillo.

En el cruce del Sol y Mar se encontró con atasco. No le importó. Se lo quitó de encima llevándose por delante las vallas de obra. En ese punto, una patrulla de la Policía Local de Oleiros le da alcance y lo embiste por detrás, pero no consigue detenerlo. Así que el delincuente pudo continuar hasta O Graxal, donde callejeó desesperadamente para despistar a los agentes cuando ya era imposible hacerlo, pues las policías de Oleiros y Cambre se unieron contra él, apoyados por la Guardia Civil, y el malandro se metió en una ratonera de la que quiso salir en dirección a A Barcala.

Para su captura participaron agentes locales de Oleiros, Cambre y de la Guardia Civil

Pero en ese punto se encontró con otra patrulla, a la que golpea. Y gira para regresar a O Graxal. Pero antes de llegar al puente de O Paraugas, otro vehículo policial lo esperaba, y Rodríguez Añón estuvo a punto de arrollar a uno de los funcionarios. En ese momento, su compañero dispara a las ruedas, pero no logra pararlo. Se interna en la rúa Polígono y de ahí en una calle sin salida. Salió del coche y se escondió tras unos matorrales, donde fue detenido. «Es un milagro que no haya habido heridos e incluso hasta muertos», destaca uno de los agentes que participó en la persecución.

Un conocido delincuente con muchos años de cárcel que huía para no volver a ella

No hay un solo agente de la Policía Local de Carballo y de la Guardia Civil de esa localidad que en su vida profesional no se las haya tenido que ver con José Luis Rodríguez Añón. En robos, persecuciones como la de ayer, en tráfico de drogas y así, hasta casi todos los delitos del Código Penal. A sus 50 años, «ha debido pasar unos 15 en prisión». Entrando y saliendo, según fuentes de la Guardia Civil.

Una de sus últimas fechorías le supuso una condena de tres años de prisión. Defendido por el penalista Ramón Sierra, que en esta ocasión ya no lo representa, pues carece de dinero para pagar sus honorarios y es un abogado de oficio el que lo asistió ayer en su declaración policial, la sección primera de la Audiencia Provincial lo declaró culpable de un delito de atentado y otro de tráfico de drogas. Al tratarse de un delincuente reincidente, la Fiscalía pedía para él un buen número de años de prisión, pero su adicción a las drogas le sirvió de atenuante y su abogado alcanzó un acuerdo con la fiscalía para que el castigo apenas fuera de tres años. Le ordenaron ingresar en la cárcel, pero Rodríguez Añón no quería volver, de ahí que en estos momentos estuviese en busca y captura.

Atentado

Los hechos por los que fue sentenciado se remontan al 13 de noviembre del 2015. Según el fallo, el reo circulaba por la glorieta de Eduardo Diz, en A Grela, cuando fue sorprendido por una patrulla del 092 cometiendo una infracción. Le dieron el alto y cuando abrió la guantera para darles el carné los agentes vieron varias papelinas. Le ordenaron bajar del coche para inspeccionarlo, donde encontraron más droga. Rodríguez Añón comenzó entonces a pegar a los funcionarios, hasta que lograron reducirlo.