Pintadas vandálicas manchan la colegiata

Xosé Vázquez Gago
Xosé gago A CORUÑA / LA VOZ

OLEIROS

CESAR QUIAN

La iglesia de los siglos XII y XIV está catalogada como bien de interés cultural desde 1931

12 mar 2019 . Actualizado a las 12:13 h.

La colegiata de Santa María del Campo, una de las iglesias más reconocibles de la ciudad, catalogada como bien de interés cultural desde 1931, regresó ayer al largo listado de monumentos y espacios con valores patrimoniales de la ciudad manchados con la lacra de las pintadas vandálicas.

El templo amaneció con un grafiti en su fachada oriental, la del cabecero, que da a la calle de la Sinagoga. La pintada dice «nin sumisas nin devotas». El lema fue escrito en letras mayúsculas y se utilizó un espray de color violeta.

El Ayuntamiento recordó que la limpieza de pintadas en bienes privados situados en el casco histórico requieren de una «solicitude por parte da persoa ou entidade titular do edificio». Las mismas fuentes añadieron que en el caso concreto de la colegiata «habería que estudar se, pola súa singularidade, esta actuación precisa dun permiso específico de Patrimonio, e ver como se poderían levar ditos traballos». Cuando se hagan esos trámites y el Ayuntamiento «conte coa autorización do titular do edificio e, no seu caso, co ditame favorable de Patrimonio, podería executar dita actuación de limpeza».

La ordenanza vigente restringe el uso de los medios municipales. La normativa prevé que solo se utilicen en espacios públicos salvo contadas excepciones.

Sin embargo, durante el año pasado los servicios municipales sí intervinieron en propiedades privadas de la Ciudad Vieja, con el fin de eliminar pintadas con mensajes ofensivos contra el gobierno local, el alcalde y algunos concejales concretos. Aquellos grafitis proliferaron tras el desalojo de la Comandancia de Obras, que llevaba más de un año okupada por el colectivo A Insumisa.

Aquellos trabajos, que en ocasiones se hicieron en menos de 24 horas, provocaron numerosas críticas de la oposición, que acusó al gobierno local de utilizar medios públicos con fines partidistas y de «sectarismo», ya que no se estarían eliminando los grafitis contra otras formaciones.

La proliferación de pintadas también provocó quejas vecinales. A finales del año pasado se constituyó una plataforma, con respaldo de varias asociaciones de residentes, que empezó su actividad con una quedada para limpiar pintadas a mano en la Ciudad Vieja. La plataforma ha perdido fuelle desde entonces, pero sus protestas y la presión de los demás grupos políticos llevaron al gobierno local a tomar medidas y a anunciar la puesta en marcha de un plan especial contra ese tipo de vandalismo.

La nueva normativa

La pieza clave de ese plan es un cambio en la ordenanza municipal. La nueva redacción, que permitía un amplio uso de los medios municipales, fue corregida por los técnicos del Ayuntamiento, que advirtieron que la «excesiva amplitud» de la norma abría la puerta a la concesión de «ayudas discrecionales».

Ante esas advertencias, la redacción se acotó para que el Ayuntamiento solo pueda intervenir directamente en el casco histórico. El resto de la ciudad dependerá de la convocatoria de ayudas. Eso será cuando la normativa entre en vigor, ya que continúa en fase de alegaciones. Mientras no se aprueba esa norma, el gobierno local hizo una convocatoria para que los vecinos del casco histórico solicitasen la limpieza de sus edificios a primeros de año. Para el PP, la celebración de esa convocatoria contradijo las declaraciones anteriores del ejecutivo local de que las ordenanzas les impedían actuar en inmuebles privados.

Otras medidas incluyeron el pintado de murales decorativos, charlas en los centros educativos y la identificación por la Policía Local de seis personas a las que se atribuyen 3.000 grafitis vandálicos. Según el ejecutivo «algunhas delas realizarán traballos en beneficio da comunidade para a limpeza de pintadas».

De San Francisco a la iglesia de Santiago

No es la primera vez que aparecen pintadas en la fachada de la colegiata, y ese no es el único monumento de la ciudad que ha sufrido esa lacra. Prácticamente todos los inmuebles de la Ciudad Vieja lo han sufrido en algún momento. Desde el pasado verano aparecieron pintadas en el convento de San Francisco, en la iglesia de Santiago, en la plaza de la Bárbaras, e incluso en uno de los árboles de Azcárraga.

Otro tanto ha ocurrido en la calle Real, donde a finales del año pasado aparecían prácticamente cada semana nuevos grafitis vandálicos. En otros puntos de la ciudad también las sufrieron edificios destacados, como el convento de las Capuchinas situado en la calle Panaderas.

Tras meses de quejas, el gobierno local anunció medidas, aunque ha descartado aumentar las sanciones, que siguen siendo mucho más bajas que en municipios como Oleiros. Pese a todo, se siguen haciendo pintadas, incluso otra vez en la colegiata.