«Hay que perseguir a los que pintan y multarlos con trabajos sociales duros»

María M. Guntín / C. A. OLEIROS / LA VOZ

OLEIROS

Tras la sanción a un joven, los comerciantes de Perillo reclaman más penas

02 feb 2019 . Actualizado a las 11:40 h.

Una semana después de que el Concello de Oleiros sancionase con 3.000 euros a un joven de 19 años por más de 200 pintadas, los comerciantes de Perillo cuyas tiendas están situadas en el primer tramo de la avenida das Mariñas -y que acumulan grafitis a escasos metros de sus locales- reclaman el endurecimiento de las multas. Denuncian la falta de concienciación y civismo ante las decenas de pintadas que se acumulan a las puertas de los locales del barrio.

Una imagen de dejadez

Las pintadas afectan, en su mayoría, a los establecimientos parados y son menos frecuentes en los que están en activo. «Esto da una imagen de dejadez y, además, si alguien quiere alquilar un local antes tiene que invertir lo que sea necesario en limpiarlo», cuenta Juan Ansede, gerente de una de las tiendas de automoción en la avenida das Mariñas. El hombre también explica que él todavía no ha sufrido las pintadas en su comercio pero que, en contra de lo que pueden llegar a transmitir los graffitis, «el ambiente del barrio es bueno y, habitualmente, no pasa nada raro». «Si actúan, lo hacen de noche cuando nadie los ve por lo que no nos enteramos», añade Ansede.

Antón Fernández regenta la tienda de espacios Atenea Street y exige el endurecimiento de las sanciones relacionadas con las pintadas. «Hay que perseguirlas y multarlas pero con servicios sociales duros para lograr una concienciación», explica Fernández, quien también se siente afectado por el «feísmo» que provocan las pintadas en el barrio.

Tratamientos antipintadas

Algunos de los comerciantes ya han tomado medidas ante el aumento de pintadas en los comercios y muros de la ciudad. En Perillo, los únicos afectados no son los regentes de las tiendas, ya que los grafitis también están presentes en la mayor parte de los garajes situados en la avenida das Mariñas, así como en los negocios y cierres de los locales que están en venta o alquiler.

«Nuestro socio acaba de montar otro comercio y ha puesto un tratamiento antipintadas», cuenta Antón Fernández. «Son procedimientos que hacen que las superficies no sean porosas y, así, no se adhiere la pintura, por lo que luego se puede limpiar fácilmente», explica.

Los vendedores coinciden al destacar lo mucho que afectan las pintadas a la imagen de la calle ante una problemática cada vez más frecuente.

«Tengo una en la entrada y ya limpié otra que estaba en el buzón de la tienda», cuenta Rafa Hilario, que ya ha sufrido las consecuencias y los costes de los grafitis en su propio bolsillo. «En algunos casos, las pintadas están en suelos cercanos a algunos polideportivos y eso es muy peligroso porque hacen que sea fácil resbalar», explica el hombre, que ha decidido sobrellevar el tema de la mejor forma posible y aconseja a los causantes de las pintadas «que se compren un lienzo». «Hacen falta sanciones ejemplares porque cuesta dinero y la imagen del barrio es de abandono», explica Hilario.

En algunas de las calles colindantes con la avenida das Mariñas, varias vecinas explican su temor a caminar por el barrio por miedo a enfrentarse con los autores de las pintadas. «La imagen es muy siniestra y yo no quiero encararme con nadie», cuenta una de las residentes de Perillo. Otra señora explica que, a partir de cierta hora, prefiere evitar determinadas zonas. «Antes non me daban medo ningún, pero agora as pintadas danlle outra imaxe ás rúas e sempre tes medo do que poidas atopar», explica.