La velutina del PP resiste a Gelo

m. ballesteros OLEIROS / LA VOZ

OLEIROS

García Seoane trató de exterminar a tiros la avispa con el rostro de Diego Calvo.
García Seoane trató de exterminar a tiros la avispa con el rostro de Diego Calvo. eduardo pérez< / span>

El alcalde parodió el cambio en la Diputación con una avispa con la cara de Calvo que un «fallo» técnico le impidió eliminar

13 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El alcalde de Oleiros cambió este año de disfraz y de armas, pero la víctima de su parodia carnavalera volvió a ser el ahora expresidente de la Diputación, Diego Calvo, al que en esta ocasión vistió de avispa velutina. En un pabellón Arsenio Iglesias (Santa Cruz) lleno, donde poco antes habían desfilado los participantes en el concurso de disfraces, el zumbido y la silueta de un enorme insecto con las siglas del PP en el costado -y un rostro que el propio Ángel García Seoane se ocupó de aclarar que era Calvo- comenzó a planear colgado de un cable sobre el escenario.

La parodia apuntaba ya en la misma dirección que el año anterior -en el que el alcalde, disfrazado de toro, corneó al político popular- y enseguida se confirmó con la aparición de dos apicultores, con los logos del BNG y el PSdeG, que trataron sin éxito de atrapar al insecto asesino con sus inocuos cazamariposas.

La cacería del insecto comenzó a subir entonces de intensidad y, sobre el escenario, aparecieron dos exterminadores vestidos con traje militar, gafas oscuras y armas de fuego. Uno era, obviamente el alcalde, que trató de freír a balazos a la gran enemiga de las abejas y, a su modo de ver, del propio municipio de Oleiros con una metralleta y después con una pistola. Faltaba un arma más potente, que una lona cubría en una esquina del escenario, y enseguida los dos guerrilleros la desplegaron. Su potencial no era tanto su cañón, como la margarita que llevaba en el frontal, la flor amarilla de Alternativa, que debía obrar, por fin, el exterminio de la avispa popular. Pero aunque dispararon y dispararon no hubo manera.

«Houbo un fallo. A avespa tiña que caer», dijo finalmente el alcalde al darse cuenta de que el mecanismo no iba a cumplir su función y enseguida lo explicó: «Trouxen un dron, e o dron non valía e me puxeron isto e hoxe me volveu a fallar. A tecnoloxía, que non é culpa miña. Tiña que caer aquí desparramada, pero dala por caída», señaló el alcalde, que ya en tono más serio recordó la otra lectura de la parodia, la referida a la lucha contra la invasión de la avispa velutina y de otras especies, como los plumachos. «Hai que combatela con todas as armas», dijo.