En nuestra zona contamos con 130 relojes de sol repartidos por iglesias, pazos, jardines, chimeneas y viviendas particulares. Algunos corren peligro de desaparecer
19 jul 2021 . Actualizado a las 20:31 h.Pueden parecer un instrumento arcaico, pero los relojes de sol representan el origen de la observación astronómica y han sido los responsables de ordenar la vida de nuestros antepasados durante siglos. Para ponerlos en valor y concienciar a particulares y Administraciones sobre la necesidad de preservarlos, Jose Manuel Yáñez y Antonio Cañones recopilaron en el libro Relojes de sol en el patrimonio construido, editado por la Diputación de A Coruña, unos 600 relojes de sol repartidos por toda la provincia. Entre los municipios que componen nuestra área geográfica, los autores recogieron 106, pero, desde su publicación hasta hoy, han aparecido 25 más, por lo que, de momento, hacen un total de 131.
Entre los más valiosos destaca el ubicado en la finca que perteneció a Rita Ramos Portal en A Rigueira (Miño), hoy destinada a centro de día. Se trata de un conjunto gnomónico tetrafronte, con relojes a norte, sur, este y oeste, grabado sobre un bloque prismático de granito. «Es un magnífico ejemplar, único en la provincia, y en lamentable estado», comenta Yáñez. Es llamativo el del hórreo del pazo de Trasín, en Sada, por la originalidad de ser parte de un grupo escultórico y simular la carga que lleva sobre un hombro una persona arrodillada. También hay que lamentar algunas pérdidas, como el que se encontraba en la torre de Bendaña de Betanzos, que servía para poner en hora el reloj mecánico que allí permanece, al igual que se hacía en otras torres como la Berenguela de la catedral compostelana.
En Paderne, en el 2013, se produjo el hurto del reloj de sol en la iglesia románica de San Pantaleón das Viñas. Sería deseable que quien sepa dónde está lo comunique a las autoridades.
El más valioso
En el capítulo de los relojes de sol más valiosos de la comarca, destaca el ubicado en la finca de la Fundación Rita Ramos Portal en A Rigueira (Miño), donde hoy se ubica un centro de día para las personas mayores. Se trata de una pieza única por estar orientada a los cuatro puntos cardinales. Otro interesante reloj del área coruñesa está ubicado en el pazo de Santa María do Vilar, en San Pedro de Nós (Oleiros). Se trata de un conjunto trifrontal exento sobre una columna, grabados en un hexaedro regular y rematado con una corona de piedra. En Abegondo, sobre el muro del antiguo convento de Sarandós, hay otra pieza solar de interés. Tiene la peculiaridad de tener una inscripción en la parte posterior y una forma antropomorfa en el frente.
Dieciochescos y modernos al sol
Tiene el honor Sobrado dos Monxes de albergar el reloj más antiguo de la comarca y también el más moderno. El primero, del año 1781, se halla en el pazo de Golmar en Roade, ubicado en su imponente chimenea. Le sigue en edad el de la iglesia de Loureda en Arteixo, también del siglo XVIII, con el cristograma IHS perforado en el gnomon. Y en el pazo de Mariñán (Bergondo) luce otro dieciochesco reloj de sol en su patio principal, convenientemente restaurado.
Por el contrario, la pieza más moderna, realizada en el 2019, es la que preside el claustro de peregrinos del monasterio de Sobrado dos Monxes. Se trata de un reloj de granito gallego diseñado por Antonio Cañones y donado por este y Jose Manuel Yáñez, junto con el constructor Ramón Cotelo, que realizó obras en el cenobio. El lema Silens Loquor (Hablo en silencio) fue elegido por los propios monjes. Marca los cuartos de hora, los solsticios y los equinoccios. También entre los modernos, destaca el reloj del instituto de Elviña (A Coruña) y el que figura en la explanada de la Universidad Laboral de Culleredo, obra de Paulino Gasalla. Tiene la particularidad de que marca la hora mediante la sombra que proyecta una persona al posicionarse sobre él. Curioso es el de Cambre, en el pazo de Anceis, con la concha de peregrino. Recuerda que por su puerta pasa el Camino Inglés.
La columna coruñesa que indica la altura del astro
A Coruña cuenta con 32 relojes de sol. Destaca el de la estación meteorológica, en una columna de mármol, próxima al monumento de la escritora Emilia Pardo Bazán en los jardines de Méndez Núñez. En ella se integran, además, un termómetro, un higrómetro, un barómetro y el globo terráqueo. No solo es un reloj muy preciso (que marca hasta los cuartos de hora), sino que señala los adelantos y atrasos del sol a lo largo del año con la ecuación de tiempo que es la curva con forma de ocho sobre la línea de las doce. Además, es calendario pues va marcando las fechas por las distintas alturas del sol según las estaciones del año. Fue retirado durante cuarenta años, a causa del vandalismo y repuesto en el año 2006 con diseño de J. M. Garbajosa.