Las casas «olvidadas» de O Couto se incorporan al callejero miñés

D. Vázquez MIÑO / LA VOZ

MIÑO

Dolores Vázquez

Los cambios en algunas parroquias provocan malestar

01 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Castroforte de Baralla, la aldea ideada por Torrente Ballester, se elevaba y no salía en los mapas, O Couto, en cambio, un núcleo con cuatro viviendas en Miño no se eleva, pero no sale en el rueiro por un olvido que ayer se corrigió en el pleno. Las tres familias que residen allí vivían ajenas a este hecho, el peso de la tradición los afianza al territorio más allá de la burocracia.

No hay duda de que las casas pertenecen a San Xoán de Vilanova, el problema es que al remitir los núcleos para incluirlos en el nomenclátor de la Xunta, O Couto no estaba en el listado. En las señales sigue apareciendo sin artículo, pero los vecinos lo tienen claro. «Por José María Blanco non me coñece ninguén, son Pepe do Couto», explica este vecino, que vive en el número 44, una casa levantada sobre otra de sus antepasados. Junto a su mujer, Isabel Penedo, reconoce que el único problema es que al haber otro 44 en Vilanova, si no se especifica O Couto, las cartas se extravían. En las proximidades de su vivienda está otra con el número 43A, ahora cerrada porque la vecina está en Bélgica.

«Problemas no tenemos, lo único que hay que explicarle a la gente cómo llegar y para el médico O Couto ya no existe», reconoce María Luisa Echezarreta, que reside en el 43 en una vivienda de la familia de su marido. Habla así sobre un núcleo que no tiene ni agrupadas las cuatro residencias que lo componen.

«Isto é O Couto e o Concello sábeo», explica Juan Bello desde el número 42, una vivienda construida en 1944 por su familia, para quien no hay dudas sobre el lugar. Tampoco para los vecinos del contorno que son capaces de guiar certeramente a los despistados por el entramado de pistas. «Os de Telefónica poñen A Graña», comenta como única incidencia, y es que hay cierta confusión para delimitar los núcleos de esta parroquia.

Cambios

El de O Couto no es el único problema que se da con el territorio en Miño, las actualizaciones en las fronteras de las parroquias han generado malestar entre algunos vecinos. «Hai debate, porque hai xente que descubriu que a cambiaran», reconocen una vecina, que pone como ejemplo Bollo, que pasó de la parroquia de Perbes a la de San Xoán de Vilanova, o el de algunas calles que quedaron partidas y hay quien cuestiona que se haya asignado entera la urbanización Costa Miño a Perbes, cuando la zona de los edificios está más próxima a la parroquia de Vilanova.

«Levamos máis de dous anos reclamando que nos ensinen os planos», explican desde el PSOE, cuyos concejales aseguran que es un tema que genera preocupación.