Sin mantenimiento y en dique seco

Dolores Vázquez MIÑO / LA VOZ

MIÑO

Los usuarios denuncian los graves deterioros en los pantalanes, la imposibilidad de salir con marea baja y las inversiones inútiles, como una grúa o una valla, sin uso

23 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Un puerto sin agua es una contradicción en sí misma, pero es lo que sucede en el de Miño y es a lo que se deben de enfrentar los usuarios de las 120 plazas de atraque que hay en los pantalanes, que durante unas 12 horas al día no cuentan con calado suficiente para mover sus embarcaciones. «No tenemos horas para salir, estamos muy limitados», apunta un usuario. Además, los barcos sufren deterioros en la quilla debido al continuo varado, indican, al igual que los flotadores que aguantan los pantalanes, alguno ya deformado debido a la presión que soporta cuando alguna barca queda debajo

No es esa la única deficiencia que denuncian, ya que al puerto se le dotó con una grúa para facilitar el izado de las embarcaciones que nunca ha tenido uso, ya que no se puso personal para operar con ella y se ha ido oxidando con el paso del tiempo. A esto suma que, recientemente, perdió hasta la eslinga, la parte en forma de ojales que permite coger los barcos. Contrasta con lo que sucede con la del puerto de Suevos, también de pequeñas dimensiones, pero que sí se ha permitido gestionar a una asociación de la zona.

A este gasto inútil se suma desde hace unos cuatro meses el coste de una barrera de control de acceso que tampoco funciona y que cuenta con un sistema de apertura que no ha sido facilitado a los usuarios del puerto, que reconocen que lo único que supone es un atranco que dificulta el paso de los vehículos y los carros.

Sin seguridad y servicios

Ya en los pantalanes, la situación no mejora. Las puertas que deberían estar cerradas, son de fácil acceso, lo que haya propiciado robos y destrozos. La madera de los pantalanes está carcomida en varios puntos, algunos resultan un peligro e incluso se han tapado de manera casera con piedras y otros elementos. Tampoco cuentan con las tomas de agua que estaban previstas ni con los puntos de luz, que inicialmente les pusieron y posteriormente Puertos se llevó a otro muelle, pese a que los usuarios se les cobra por este tipo de servicios. En muchos casos, son los propios usuarios los que afrontan los arreglos para tener alguna comodidad, porque aseguran que sus quejas solo se traducen en visitas de personal para hacer fotos e informes, pero no en la llegada de personal que realice labores de mantenimiento.

«Llevamos 15 años cotizando y lo único que pedimos es que, al menos, nuestro dinero sirva para arreglar los desperfectos de nuestro puerto», indica un usuario, que matiza que de media abonan más de 300 euros al año, pero «se paga por una lámina de agua que no tenemos», insiste.