Un accidente, probable causa de la muerte del joven de Mesía en la dársena

Juan Torreiro A CORUÑA / LA VOZ

MESÍA

César Quian

La autopsia preliminar revela que no hay signos de violencia en el cuerpo de la víctima

08 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Se confirmó el peor de los desenlaces. El cuerpo hallado ayer por el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) en aguas de la dársena coruñesa era el de Manuel Rodríguez, el joven de 27 años y vecino de Visantoña (Mesía) desaparecido la madrugada del pasado viernes después de pasar una noche de fiesta junto a un amigo en la sala Pelícano, en la zona de ocio del Puerto. A media tarde de ayer ya había un informe preliminar de la autopsia, para permitir a la familia celebrar el entierro. Se sabe que el cuerpo no presentaba signos de violencia, pero no trascendieron más datos del informe, como las causas de la muerte, «al estar pendiente del desarrollo de pruebas complementarias», según señalaron fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).

A las once y media de la mañana se producía la primera inmersión de los buzos de la Guardia Civil, y en solo 20 minutos la Policía Nacional acordonaba el acceso a los pantalanes de la dársena. «¡Lo encontramos!», se escuchó en el enclave. El cadáver de Manuel estaba en el fondo, a unos metros de distancia del muro y muy cerca de la zona que habían rastreado el día anterior.

Confirmación oficial

Ya antes de conocerse los resultados de la autopsia preliminar, el delegado del Gobierno, Santiago Villanueva, confirmaba la identidad del fallecido «porque llevaba encima la documentación». Villanueva subrayó con cautela que «las hipótesis apuntan a que el joven pudo sufrir un accidente». Explicó también que buscar en la zona de la Marina era «una de las líneas de investigación previstas» a partir de los datos que revelaron las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona. Estas muestran a Manuel, solo, sentado en las escaleras del centro de ocio a las 5.30 horas del viernes. Hablaba tranquilamente por teléfono. Después se levantó para dirigirse hacia la dársena, y en ese trayecto las cámaras le perdieron el rastro. Poco después se perdía también la señal de su móvil. Ninguna de las imágenes captadas por las cámaras de seguridad muestran el itinerario completo que hizo tras abandonar la zona de ocio.

La familia asume el accidente

David Fraga, cuñado de la víctima y portavoz de la familia, declaró a La Voz que aceptan la versión oficial «porque las autoridades saben lo que hacen». Confirmó que fue la Policía Nacional la que les llamó para darles «la noticia y para identificar el cuerpo, que ya tenemos en casa», dijo. Hoy, a las 17.00 horas se celebrará el entierro en la iglesia parroquial de Visantoña, en Mesía.

Un mareo puntual y el nerviosismo al verse en el agua, entre las hipótesis de lo ocurrido

Mientras se desplegaba el operativo de búsqueda por parte del equipo de buceo de la Guardia Civil, ante la mirada atenta de numerosos coruñeses, se acercaron también al lugar amigos de la víctima para intentar conocer de primera mano el desenlace del rastreo. Rostros serios. Gestos pensativos... Uno de ellos, recién llegado desde Mesía explicaba: «Leí en el periódico que hoy [por ayer] seguirían buscando y me acerqué para no tener que esperar».

Poco después se hizo en la dársena un silencio eterno, interrumpido solo por los sollozos y por el reloj de María Pita cuando dieron las doce del mediodía. Aparecía entonces el cuerpo de Manuel Rodríguez, mientras el gesto de su amigo se descomponía. Otro grupo de conocidos y familiares llegaba en ese momento a la zona y se enteraba de la noticia in situ.

Numerosas incógnitas

Los expertos consultados por La Voz sobre las posibles causas de este trágico accidente creen que la versión oficial de un accidente se sostiene perfectamente. No hay por qué pensar que pudo ocurrir otra cosa, ya que no había signos de violencia en su cuerpo. Comentaron que, al caer al mar, sobre todo en una zona posiblemente desconocida para él, el riesgo es alto incluso sabiendo nadar, pues es fácil desorientarse por la caída. Mencionan como posibles causas del accidente un mareo puntual, y opinan que su nerviosismo al verse en el agua podría haberlo paralizado. Tampoco ayuda, dicen, que Manuel fuese vestido con ropa de abrigo. Una vez empapado, su cuerpo aumentaría de peso «varios kilos», lo que pudo haberle impedido «ponerse a salvo».