Por Irixoa adelante descubriendo iglesias, ríos y una quesería con gente amable

cristóbal ramírez A CORUÑA

IRIXOA

CRISTÓBAL RAMÍREZ

Es también territorio de lugares apacibles y gente tranquila y confiada que pone a secar la ropa al sol sin temor a que alguien se la lleve

04 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Si dos cosas caracterizan el concello de Irixoa, son las montañas viejas y alomadas y la cantidad de corrientes. Toda esta es zona de agua, de ríos y arroyos como el Zarzo (central hidroeléctrica en el punto donde acaba su recorrido, diluyéndose en el Mandeo), y los menos caudalosos Rego do Paso Cativo, Rego de Varelo y Rego das Moas por citar algunos. Es también territorio de lugares apacibles y gente tranquila y confiada que pone a secar la ropa al sol (cuando lo hay) sin temor a que alguien se la lleve.

Y ya antes de llegar a la pequeña capital del municipio (donde abre sus puertas una casa de comidas con gente amable, cocina muy casera) arranca a la izquierda que tras pasar ante Churío y tomar en la bifurcación a la derecha desciende al puente Nabeiras (con el mencionado Zarzo por abajo) y el excursionista entra así en un valle pequeño y estrecho en donde espera Cela. Al fondo se distingue un templo. Es la ermita de Campo de Toxo, y para llegar a ella se deja a la izquierda un magnífico hórreo.

El edificio religioso muestra una sola nave rectangular, con un campanario sencillo y con una sola campana, destacando la cruz antefija en lo alto del tejado. La fachada es simplísima, con puerta rectangular y ventana con la misma forma. Buenos sillares de granito y puerta lateral al lado de un palco de música cuyo estado es lo contrario de óptimo.

Para ir a Mántaras, siguiente destino, el excursionista describe una u y cruza un bosque de robles ciertamente bonito. De esa forma se llega a esa aldea prácticamente unida a Follente, y lo primero que llama la atención no es la iglesia, sino la estupenda vivienda que se construyó frente a ella y cuya rehabilitación se nota que todavía no está rematada. De sobresaliente, con su balcón al que irán todas las miradas.

Tal imagen hace que los ojos no se desvíen hacia el parque infantil y el biosaludable, pero desde luego el templo sí se merece una visual, con su doble campanario y sus campanas, y una más minúscula en el testero, al lado de una cruz antefija. La iglesia se ve bien cuidada, y alegran la vista la pila bautismal convertida en jardinera, los pináculos y el enlosado, a la vez que el hecho de que el cementerio no esté pegado a esos muros, como sucede en numerosos templos rurales. Una inscripción recuerda que se levantó la iglesia siendo párroco Rosendo Pardo, natural de Doroña, en el año 1880.

Pero ese no debe ser el final de la aventura. Porque el remate está unos cientos de metros más allá, en un edificio verde que es ni más ni menos que una afamada quesería de nombre Lácteos Bretón y que existe desde 1990. Buen producto, precio bajo y, quizás lo mejor, grata conversación con los dueños.

Puente Nabeira

43º16'08"N 8º06'11"W

La foto más personal

En la iglesia de Mántaras

Qué llevarse a casa

Queso de Lácteos Bretón

Mapa recomendado

Instituto Geográfico Nacional. 46-I