Carmen Garma: «Gané la carrera de los farmacéuticos tras superar un cáncer de mama»

Loreto Silvoso
loreto silvoso A CORUÑA / LA VOZ

ELLAS

EDUARDO PEREZ

Empezó a correr al acabar la quimio y se convirtió en la boticaria más rápida

24 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Correr te enseña a no renunciar cuando las cosas se ponen difíciles en la vida. A Carmen Garma (A Coruña, 1963), farmacéutica en Bergondo, el deporte le ayudó a superar un cáncer.

—¿Cuándo descubrió lo bien que le sentaba correr?

—Empecé a correr dos años antes de estar enferma. Era el año 2006, tenía yo 43 años. Creo que empecé muy tarde para mi edad.

—Para esto no hay límites.

—¡De las cosas que más me arrepiento en mi vida es no haber empezado antes!

—¿Por qué?

—Porque me ayudó muchísimo. Yo empecé a correr por mi marido, que es súper deportista, y yo una vaga integral.

—¿Le daba pereza?

—Sí, hacía lo típico, me apuntaba en un gimnasio, lo dejaba... En verano iba a caminar por la playa y poco más. Era poco constante.

—¿Qué le hizo arrancar?

—Tuve un momento de bajón, con mucho estrés y empecé a ir con él. A lo tonto, de repente, me vi corriendo. Entonces, cuando me puse enferma, me daba hasta corte preguntarle al oncólogo si podía correr. «Va a decir que estoy loca», pensé.

—¿Parecía algo secundario?

—Claro, me habían operado y estaba con la quimioterapia. El médico me había recomendado que hiciera ejercicio, que caminase mucho y eso sí que lo hacía.

—¿Cómo llevó el tratamiento?

—Me dieron solo cuatro sesiones de quimioterapia, pero muy fuertes, de muchas horas. Estaba dos días fatal y luego revivía.

—Con sus efectos secundarios.

—Sí, se me cayó el pelo, me restó calidad de vida y estuve mal.

—¿Pero podía correr?

—Sí, me animaron mucho a ello. Me dijeron que llegara a donde pudiese. Que si me apetecía correr y era capaz, siguiese adelante.

—¿Nadie se lo desaconsejó?

—Hubo una enfermera que me decía que no lo hiciese, pero, como ellos me animaron mucho, empecé despacito, trotando poco a poco y vi que era capaz.

—No se trataba de ser Usain Bolt.

—Es eso, no iba a ir a ninguna carrera y no me tenía que medir con nadie. Acababa de terminar la quimio y estaba a punto de empezar con la radioterapia.

—Ahí consiguió volver a correr.

—El día 2 de la radioterapia, sí. Después de una quimio como la que tuve yo, tan concentrada y que te deja tan tirada, la radio fue casi como un paseo. Fueron 28 sesiones, pero yo ya no me encontraba mal. Y me apetecía probar.

—Lo estaría deseando.

—También porque en casa corremos todos y a veces íbamos en plan familia feliz corriendo por la playa. Pero en esa etapa me daba rabia hacerles esperar, porque yo iba muy despacito.

—Pero la esperaban.

—Sí... Y me iba encontrando cada vez mejor. Por un lado, gracias al subidón de endorfinas que te proporciona correr. Por otro, la recuperación de la masa muscular hacía que me sintiese cada vez más fuerte. En poco tiempo, estaba corriendo a mi ritmo habitual.

—¿De qué le valió?

—Correr me ayudó muchísimo. El ejercicio físico, sea el que sea, es una ayuda brutal. Te permite sentir las piernas fuertes, que es lo primero que se debilita en cuanto pasas cuatro días en la cama. Y hacer deporte al aire libre es fundamental y beneficioso. Protegiéndote de sol, claro.

—Por eso la carrera de los farmacéuticos es nocturna.

—Yo gané esa carrera tras superar el cáncer de mama.

 

«El deporte me ayudó tanto que siempre se lo recomiendo a los pacientes»

Hay un frescor de lo más agradable en el acogedor porche trasero de su casa, junto a la farmacia que regenta en Bergondo. Carmen Garma se aproxima al mullido sofá de jardín con una jarra de agua con limón y dos vasos. El trinar de los pájaros completa la escena, bucólica sin par.

—Ganó la carrera de su gremio en el año 2019 tras pasar un cáncer de mama. ¿De todo se sale?

—Fue en la penúltima edición, justo antes de la pandemia. Me apunté porque es una carrera nocturna muy bonita y me lo puse como reto. Fui todo el rato disfrutando y sin mirar el reloj

—Ni se enteró que había ganado.

—Ya nos estábamos yendo, que estábamos estirando, de repente oigo mi nombre. ¡Me quedé encantada! Había sido la farmacéutica más rápida. ¡Me dio un subidón! Fue una alegría tremenda.

—¿Qué recuerda del día en que le diagnosticaron el cáncer?

—Fue en una de las revisiones ginecológicas rutinarias.

—¡Qué importantes son!

—La prevención es clave. Aquí hay algo serio, me dijo. Fue un palo, pero lo intenté sobrellevar como pude. Y el deporte fue una ayuda fundamental para mí.

—¿Podía hacer de todo?

—Lo único es que tuviera mucha precaución a la hora de coger pesos. Pero sí hago gomas y planchas, para fortalecer el abdomen.

—Enseguida se puso en forma.

—El deporte me ayudó tanto que no puedo más que recomendarle a todo el mundo que, por favor, realicen ejercicio físico en cuanto se sientan capaces.

—¿Cuál es su mensaje?

—En el cáncer lo que quieres es recuperar tu vida, tu calidad de vida, tu energía. Es lo más importante.

—¿Vuelves a ser tú?

—Y valoras todo mucho más. Es muy duro, pero recuperas tu vida.

Los repechos de la vida: Esta farmacéutica coruñesa sabe lo que es remontar después un cáncer. El atletismo le ayudó a sobrellevar este obstáculo que le puso la vida.

Correr te activa: «Me da más energía y me hace ser creativa. Las mejores ideas se me ocurren corriendo», confiesa Carmen Garma.