Rocío Alonso Pita: «Me sorprende lo pioneras y tercas que fuimos para triunfar como mujeres»

Loreto Silvoso
loreto silvoso A CORUÑA / LA VOZ

ELLAS

Abajo, a la izquierda y con diadema azul, Rocío Alfonso, junto a las demás integrantes de la Tuna Femenina
Abajo, a la izquierda y con diadema azul, Rocío Alfonso, junto a las demás integrantes de la Tuna Femenina

La única tuna femenina de A Coruña sigue quedando para dar serenatas dos veces al año

18 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Ahí donde las ven, estas «cuarentunas», como se llaman a sí mismas, hicieron historia. Con el lema «Y Dios creó a la mujer» fundaron en 1993 la única tuna femenina que hubo en la ciudad. Todavía siguen quedando para irse de rondalla y atender algún que otro bolo, como el partido del Leyma Basquet Coruña en el que actuaron el año pasado.

-¿Crearon la tuna con conciencia feminista o eso vino luego?

-Hace treinta años no había ese sentimiento feminista que hoy vamos interiorizando todos. Eran épocas muy machistas, pero conseguimos pasarlo bien, a pesar de todos los obstáculos.

-No todo eran clavelitos colorados igual que un tizón...

-Éramos muy reivindicativas y nos fastidiaba mucho que los otros tunos nos menospreciasen como tuna por ser mujeres. Nada pudieron hacer, porque triunfamos igualmente. Me sorprende lo pioneras y tercas que fuimos para triunfar como mujeres.

-¿Por qué eran la Infortuna?

-Porque todo empezó en la Facultad de Informática en el 93. Estaba la Infortuna de chicos y la de chicas. Nos llevábamos bien.

-Pero ustedes preferían rondar a los chicos y no al revés.

-Sí. En aquella época, esto sonaba revolucionario. Los chicos decían que no existían las tunas de chicas, que eso no podía ser.

-Es que las tunas femeninas no estaban bien vistas.

-La tradición era masculina y por eso los tunos nos decían que, si queríamos ser algo, éramos, como mucho, «rondallas».

-¿Siguen en activo?

-Tuvimos nuestra época de oro durante los años que dura la carrera, pero no hubo continuidad. Nosotras subsistimos porque nos vemos dos veces al año, en Navidades y en verano. El año pasado nos llamaron para actuar en el partido del Leyma de baloncesto.

-Bueno, resisten...

-En los años buenos ensayábamos y teníamos actividad todas las semanas. Íbamos a bodas, a certámenes... En el de Bilbao ganamos dos premios. Ahora hay tres que trabajan fuera, ya somos cuarentunas y nos cuesta más. Pero siempre nos vemos en verano (el próximo 26 de julio) y en Navidades, el 28 de diciembre.

-El día de los Inocentes. Para inocentadas, sus novatadas. ¿Cuál era el precio a pagar por entrar?

-Para entrar en la Tuna Femenina tenías que vestirte con una bata o con un pijama. El primer año eras «pardilla», en pijama, y después ascendías a «novata», con la bata. Había que ganar los ascensos. Llegamos a ser unas treinta integrantes, aunque ahora nos reunimos unas ocho.

-Para revivir batallitas, claro.

-Es que tuvimos muchísimo éxito. ¡Y aún ahora lo tenemos! [Risas]. Al ser todas chicas, resulta novedoso y, además, no lo hacemos mal. El sonar bonito llama la atención.

-También por el trovadurismo.

-Y la simpatía o quizás, la desvergüenza. Para esto hay que tener su valentía y su atrevimiento.

-Siendo una de las tradiciones universitarias más antiguas, ahora la tuna está de capa caída.

-A mí me gustaría que se recuperase la tradición. En vez de salir a romper papeleras, sería una forma de salida nocturna controlada. Música, tradición y cultura con chicos, chicas y un escenario diverso.

-¿Se siente orgullosa?

-Mucho. ¡Con decirle que llegamos a coorganizar un certamen de tunas de toda España en el Teatro Rosalía de Castro...!

«Cuando íbamos a rondar a los chicos, se ponían colorados y se quedaban mudos» 

A las integrantes de la Tuna Femenina da Coruña les tendrían que haber bordado las cintas de sus capas los chicos.

-«...Porque la capa del tuno que adora, no lleva la cinta que ella le bordó». ¿Hubo que adaptar mucha letra o hacían como Ana Torroja, que cantaba en masculino los temas de Mecano?

-Nosotras adaptábamos algo las letras, sí. En vez de «Mocita, dame un clavel», cantábamos: «Mocito, dame un clavel». Hacíamos pequeñas adaptaciones.

-¿Cómo es el repertorio de una tuna de chicas?

-La Tuna Compostelana la tienes que llevar siempre preparada. Y el Clavelitos hay que cantarlo por petición popular.

-¿Cuáles eran sus «hits»?

-Teníamos el Me gustas mucho de Rocío Dúrcal. Lo usábamos para rondar o en las bodas, porque era conocido y la gente se animaba. También la Luna de España (Luna Cascabelera, luna de ojos azules, cara morena).

-¿Llegaron a rondar a los chicos bajo el balcón?

-Síii, rondamos a muchos chicos bajo el balcón. Incluso, en mi caso particular, conservo las fotos de haber rondado a mi marido [risas], por entonces mi novio.

-¿Cómo reaccionaban?

-¡Uuuy! ¡Ellos pasan mucha vergüenza! ¡Los chicos son unos cortados! Cuando íbamos a rondar a los chicos, hasta los más desvergonzados se ponían colorados y se quedaban mudos.

-¿Y como mi tuna...?

-¡Como mi tuna, ninguna! Ja, ja... Ese era nuestro grito de guerra.

-¿Cuál era su mote?

-Fleming. Arantxa es Piolín; Ana, Averías; Beatriz, Chimi; Delia, Crono; Elena, Gruñón; Inma, Sin; Leo, Chuwoman; Loly, OT; Raquel, Ramón; y Silvia, 4.000.

Ellas son las integrantes de la Tuna femenina que resiste y persiste.

Reivindicativas: «Nos fastidiaba mucho que los otros tunos nos menospreciasen como tuna por ser mujeres», dice Rocío.

Lema: Et deus mulierem creavit (Y Dios creó a la mujer) es la frase bíblica que lucen orgullosas en su escudo Fleming, Sin, Piolín, Averías, Chimi, Chuwoman, OT, Gruñón, Crono y 4.000.