Todos somos conscientes del cambio en el clima durante los últimos 20 años, hoy definido debido a las evidencias científicas como cambio climático. Las consecuencias son consideradas por muchos como negativas y por algunos positivas. En las Rías Baixas hemos visto como en estos últimos años el invierno se ha ido suavizando rápidamente y el régimen pluviométrico está cambiando. Esta situación, unido al comercio global está acelerando la penetración de plagas dañinas en nuestro ecosistema como la avispa asiática, el psilido africano de los cítricos o el picudo rojo de las palmeras. Su efecto está siendo rápido, amenazante y destructivo en los casos indicados.
En este contexto, la política de la Unión Europea y España es reducir las emisiones de CO2 y otros contaminantes atmosféricos industriales y urbanos para mantener la calidad del aire que respiramos. Las patologías respiratorias, alergias y diabetes son las pandemias más importantes del mundo occidental. Recientemente hemos tenido noticias de que en el Concello de Curtis se pretende hacer una planta de combustión de biomasa de 50 MW para la cual se ha presentado el estudio de impacto ambiental simplificado en la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta. Sorprende este planteamiento cuando después de un valioso y exhaustivo estudio hecho por el Inega se aconseja en Galicia plantas de combustión no superiores a 10 MW y se regula el límite de dicha potencia en el decreto 149/2008.
Entendemos que cuando se presenta un estudio de evaluación de impacto ambiental de un proyecto relacionado con la calidad de aire debemos cuantificar las emisiones de CO2, óxidos de nitrógeno, azufre y benzopireno y ser lo más claro posible en los efectos sobre el bosque. Nos hemos acostumbrado a asumir en Galicia que el bosque está al servicio de unas pocas industrias a través de un monocultivo basado en el eucalipto, cuando el bosque como capital nos proporciona otros servicios importantes como reservorio y calidad de nuestras aguas, la biodiversidad, zona de recreo y fuente de recursos para otro tipo de industrias.
La Unión Europea está revisando su políticas de biomasa como fuente de energía y las nuevas tecnologías en gasificación obtienen un rendimiento eléctrico y térmico mayor que la planta de combustión presentada para Curtis y que se podría extender a Pontevedra, atendiendo a las últimas noticias de los medios de comunicación.
Pensamos que la última palabra la tienen los ciudadanos y concellos que son los responsables de otorgar las licencias municipales industriales. Desde el punto de vista de la bioeconomía es importante utilizar los recursos naturales para crear empleo, pero que la elevada tasa de desempleo de Galicia no sirva como moneda de cambio para «un todo vale». Los aires de Curtis también son los aires de mi tierra.
Vicente Vázquez es gerente en la firma BBD. Bio&Tech Bioeconomic Development S.L. «Projects for Life Sustainability».