La familia García-Vázquez de Culleredo tiene dos ejemplares de pogonas «muy mansos» que se llaman Musu y Rango
28 abr 2019 . Actualizado a las 15:01 h.La casa de Sergio García Quintela y Judit Vázquez Rodríguez podría definirse como un auténtico arca de Noé. Todo comenzó con Perla, un perro chihuahua que esta pareja de Acea de Ama (Culleredo) tiene desde hace ocho años. «Judit siempre quiso tener un perro, pero en la casa de sus padres no lo podía tener. Así que lo cuidé yo hasta que nos fuimos a vivir juntos». Y como tres en un piso no son muchos, hace seis años llegaron los dos cachorros, Yogui y Laky. Con cinco en casa no era suficiente. Y el matrimonio aportó a la familia el gran tesoro de la casa: «Nuestro hijo. Se llama Iker y tiene un año. Cuando llegó él decidimos ampliar todavía más los habitantes de la casa, así que compramos dos dragones barbudos del desierto de Australia». Sergio explica que siempre quiso tener un camaleón, pero se trata de un reptil muy delicado y que si no tiene suficiente calor y luz acaba muriendo. «Por eso nos decidimos por los dos dragones o pogonas. La hembra se llama Musu y el macho es Rango». Sergio explica que son muy dóciles: «Puedes dejarlos sueltos por la casa, los acariciamos sin problema e incluso dejamos que el niño los coja», comenta. Eso sí, durante poco tiempo ya que los bebés no controlan la fuerza que hacen con las manos al apretar objetos y animales...
Tipo de dieta
Sergio y Judit dicen que estos dragones barbudos comen frutas y verduras. «Solemos comprar en el supermercado de esas bolsas que incluyen rúcula, canónigos... pero sin lechuga, que la lechuga les descompone mucho...». De vez en cuando los dos dragones barbudos incorporan a su dieta proteínas. «Sí, a veces también les doy grillos que me pasa mi primo. Inicialmente mi idea era criarlos yo, porque son bastante caros (40 cuestan casi 4 euros), pero después pensé que ya tenía bastante trabajo», comenta Sergio. Hace unos seis meses llegó la novena incorporación a esta familia tan especial: «Compramos una ninfa cuando era solo un polluelo. La hemos criado dándole la papilla con una jeringuilla», comenta Judit. Aunque el sueño de estos cullerdenses es tener un caballo: «Compramos una finca en Montesalgueiro. Pero iremos poco a poco. Poco a poco», dice Sergio.