Culleredo cambia su tendencia y rebasa los 30.000 habitantes

Elena Silveira
Elena Silveira CULLEREDO / LA VOZ

CULLEREDO

MARCOS MÍGUEZ

La población ha aumentado en más de 600 personas en tan solo dos años, superando un decenio de estancamiento

08 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Todavía no son datos oficiales, ya que falta cotejar la información con el INE, pero lo que está claro es que Culleredo ha superado la barrera de los 30.000 habitantes. En concreto, según los datos recabados recientemente por el padrón municipal del 2017, en este municipio viven 30.294 personas. Se trata, según explicó el alcalde, José Ramón Rioboo, de un dato importante, ya que confirma la tendencia de crecimiento del concello abandonando el concepto de «ciudad dormitorio» que tenía hace un decenio.

Los técnicos municipales comprobaron que esta tendencia al alza se debe, fundamentalmente, a la mejora en la situación económica y a la consolidación de servicios: «La gente viene a vivir aquí porque sabe que dispone de todos los servicios: colegios, atención médica, espacios comerciales, parques y calidad de vida», explica. Las familias que llegan a Culleredo lo hacen, fundamentalmente, para asentarse en la parroquia de Rutis y en O Burgo. En el año 2015 había en Culleredo 29.593 personas empadronadas; en el 2016, 29.638. El gran salto se dio durante el 2017, ya que esta cifra aumentó hasta los 30.294. Es decir, que en dos años la población del municipio aumentó en cerca de 600 personas. «El repunte refuerza el modelo poblacional y por ello es tan importante aprobar el nuevo PGOM, para generar nuevas oportunidades de crecimiento en la malla consolidada», indicaron desde el Concello.

«Lo que más valoramos es la tranquilidad»

Francisco y Laura son de Venezuela. Ambos tienen raíces españolas y decidieron comprar los billetes para A Coruña cuando ella sufrió un atraco a mano armada en el interior de una tienda (le pusieron una pistola en el abdomen). Llevan ocho meses viviendo en la urbanización Vallesur, en la parroquia de Orro, en una casa que es propiedad de los padres de Laura. «Aquí tenemos una red familiar y, desde luego, es una ventaja disponer desde el principio de un domicilio sin tener que pagar un alquiler. Pero lo que más valoramos es que la calidad de vida es excelente. Valoramos la tranquilidad y la seguridad». Francisco explica que por motivos laborales (los dos son médicos) tenían la posibilidad de aterrizar en otras zonas de España, «pero aquí ya veníamos en época de vacaciones y sabíamos que se vive bien, por lo que la elección no fue difícil». El matrimonio explica que sus hijos, una niña de 4 años y un niño de 7, se han adaptado enseguida: «Es que ya hablan con acento gallego», dicen riéndose y destacando el hecho de que los pequeños puedan disfrutar tranquilamente en un parque infantil. «En Venezuela vivíamos encerrados en la casa. No hay medicamentos, no hay alimentos y el sector de la educación está muy mal porque los profesores también se van», explica Francisco. Dice que tenían pan porque lo hacía él mismo. «Aquí veo a mis hijos felices. Aquí disfrutamos de paz y tranquilidad, algo que compensa cualquier otra cosa mala o inconveniente». «Y en el Concello nos atendieron genial», confirma.