Antonio Rodríguez Colmenero: «Hay indicios de que la Torre se erigió en época de Augusto, no de Trajano»

FErnando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

CORUÑESES

ANGEL MANSO

Su investigación sobre el faro sitúa su construcción 100 años antes de lo estimado

27 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El profesor de Historia Antigua y experto en Arqueología Antonio Rodríguez Colmenero ha publicado un libro, El faro romano de Brigantium Flavium, Torre de Hércules de A Coruña, que arroja nueva luz sobre algunos aspectos alrededor de los cuales existía cierta anuencia, como la función primigenia de la Torre o su fecha de construcción, que sitúa cien años antes de lo que se estimaba hasta ahora. Y todo fruto de una investigación que se ha extendido durante cinco años y tras la que ha puesto en tela de juicio hasta el modo de funcionamiento del faro: «Es que se ha insistido mucho en la subida de leña al faro por cuerdas y demás para hacer una hoguera que diese señal a los barcos. No parece el mejor sitio para intentar encender un fuego, teniendo en cuanta que los vientos en A Coruña no suelen ser precisamente suaves. Y a eso hay que sumarle las lluvias», explica.

-¿Cómo funcionaba entonces?

-Llegamos a la conclusión de que la lucerna constaría de un prisma triangular que protegería la llama, alimentada a base de aceite, que por medio de un juego de reflejos en su interior podía multiplicar las luces. Lo hemos reproducido una escala menor y resulta que una luz central se multiplica por ocho si la ves de frente. Pero a medida que la vas mirando de lado, va disminuyendo a tres luces. Y si te pasas, solo ves una. Esto te está indicando que la nave no puede escorarse más. Es algo de un ingenio enorme, porque así además se diferenciaba de otras luces, otras llamas que podía haber en la costa. Así pudimos también explicar el texto de Tolomeo que en su definición del golfo Ártabro habla del cabo del Joven Guerrero -Marte, a quien está dedicada la Torre- y del Trileukón, es decir, tres luces en griego.

-Uno de los nuevos datos que aporta en su libro que más llama la atención es que adelanta la fecha de su construcción unos cien años.

-Se decía que era de época de Trajano, en el siglo I o incluso principios del II. Pero sitúo su construcción en época de Augusto por varios motivos. En primer lugar porque hay unos faros más pequeños como el de la desembocadura del Tambre y el de Gijón que tienen alusiones a la época de Augusto. Por otro lado, sabemos que la legión X Gemina fue quien se encargó de su construcción, y esta estuvo encargándose de estas obras de urbanización del noroeste peninsular, como prueban inscripciones halladas en Lugo, a finales del siglo I a. C. y hasta el año 50. Así que todo apunta a esta datación. Además a Roma le interesaba establecer aquí una gran vía naval porque estaba en plena conquista del norte de Europa.

-También ha descubierto un carácter militar de la Torre que desconocíamos.

-Me llamó la atención que los tres pisos interiores, a excepción de la rotonda de arriba, tuviesen la misma distribución, lo que es algo raro. Se dijo que podrían ser almacenes, pero yo llegué a la conclusión de que no era así. Fijándome en lo que encontramos en un campamento en el que estábamos excavando en Ourense, vi que la distribución de los espacios era idéntica. Allí recibían a grupos de soldados, así que supongo que aquí se haría lo mismo. Además, las obras públicas romanas las hacía el ejército, con sus ingenieros y arquitectos. Y en las puertas descubrimos inscripciones de unas siglas que se corresponden con un destacamento de la legión X Gemina. Así que era un acuartelamiento militar que albergaba a media centuria de legionarios, es decir 40 soldados más los mandos.

Función defensiva. Para el profesor Rodríguez Colmenero cuesta creer que una infraestructura como la Torre tuviese como única función orientar a los barcos con su luz. «Al tener también balcón orientado hacia tierra actuaba como emisora de avisos si había peligro en la costa, con códigos de señales pactados con el receptor», asegura.

«No planteo una propuesta final, todo depende de lo que digan nuevas excavaciones»

Los nuevos datos arrojados por el estudio dirigido por Antonio Rodríguez Colmenero remueven muchas creencias consideradas hasta ahora intocables sobre la torre de Hércules. Pero el profesor supedita todos sus hallazgos a lo que pueda encontrarse en ulteriores excavaciones en el faro, del que asegura que todavía «queda mucho por contar».

-En su estudio pone en duda incluso el modo en que se levantó la Torre.

-Es que no es el sitio ideal para levantar andamios. Así que todo parece indicar que al igual que en Mesopotamia, la Torre se levantó con una rampa que iba creciendo a medida que la Torre iba aumentando. Por la rampa se iba subiendo el material se consolidaba e la primera planta y sobre esta se levantaba la segunda.

-¿Tiene todavía la Torre margen para continuar con su estudio?

-Por supuesto. Allí se hizo una excavación en la década de los noventa que dio mucho de sí. Nos permitieron descubrir los fundamentos del prisma exterior, con la novedad de que uno de los huecos interiores es más ancho que los otros tres, porque allí había un saliente, una especie de entrada. Pero falta llegar a la última de las capas arqueológicas romanas, que hablará sobre cómo fue el inicio de la construcción. Algún día llegaremos allí. Y eso confirmará todo lo que estamos diciendo o lo echará todo por tierra, que también es posible. Aunque por todo lo que he visto no creo que sea así.

-¿Cabe esa posibilidad?

-De momento todo lo que afirmo en el libro son hipótesis fundadas en apoyos serios, pero no quiero que se entienda como una propuesta final. Esta, simplemente, no podemos hacerla porque estamos pendientes de esa excavación.