Las ventanas al mundo de Gerardo Porto

Carlos Portolés
Carlos Portolés A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

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Las hijas del pintor e Inés Rey presidieron el acto de inauguración de la muestra «Gerardo Porto. 1925-2025», en el Kiosco Alfonso

16 may 2025 . Actualizado a las 17:26 h.

El Kiosco Alfonso amaneció este viernes engalanado con paisajes a la vez reales e imposibles. Los difuminados misteriosos y evocadores de Gerardo Porto colgaban de las paredes gracias a una exposición que es, además, una celebración del centenario del artista coruñés. Por eso el ambiente de la inauguración era, a pesar de la solemnidad, jovial. Presentes estuvieron, en representación de su padre, Isabel Porto, primera hija del pintor y, además, comisaria de la muestra, y su hermana pequeña, Cristina Porto

Como pequeñas ventanas. Así se desperdigan por las entrañas de la sala las escenas portianas. Mucha presencia tiene la ciudad de Venecia, con callejones, canales y grandes plazas acariciados por atardeceres, amaneceres y anocheceres. Siempre con el distintivo trazo disperso que crea impresión de realidad. Solo impresión. Porque en realidad, a la mirada cercana, se vuelven las composiciones geniales explosiones de trazo salvaje

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No fue un simple acto institucional, porque las herederas de Porto aportaron —nunca mejor dicho— en sus breves intervenciones la visión particular de las que han vivido al padre, que fue antes que el pintor. Recordó Isabel sus años holandeses, donde su familia residió décadas. «Mi padre tenía alquilado un ático en una antigua fábrica. Allí pintaba. Cuando volvió a su Galicia, montó otro estudio aquí». Lo recuerdan los que lo tuvieron siempre cerca, añadió, como un hombre que «no conoció el aburrimiento». O lo que es lo mismo, un hombre afortunado. 

Su segunda hija, Cristina, es la prueba viviente de la diáspora. Su castellano, aunque formalmente impoluto, está coloreado por el acento de Ámsterdam. «Vivimos entre la vida y la muerte. Papá y yo lo llamábamos el puente. En su obra se ven perfectamente los claroscuros de ese puente». Ese mismo puente lo pueden transitar ahora todos los coruñeses a la orilla del verde de Méndez Núñez y el ajetreo cantonal. Imágenes muy presentes en la producción de este creador de aquí que, por los laberintos de la vida, se tuvo que ir allí —e incluso allá—. 

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También quiso acompañar en la ocasión la alcaldesa, Inés Rey. Describió a Porto, con buen tino, como «un artista esencial para a identidade visual galega». Buena parte del acopio de cuadros ha salido directamente de la colección municipal, especialmente aquellos que imprimen rincones del callejero. Desde los recunchos hasta los emblemas. Como un emblema es, y eso a estas alturas ya nadie lo duda, Gerardo Porto. Uno de tantos talentos itinerantes.