
El propietario de la tienda Doctor Panush es uno de los promotores del IV Concurso de Puzles Ciudad de A Coruña, en el que se ha inscrito gente de toda España
11 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Hubo gente que le llamó loco. «Bastantes personas, entre ellas, mis padres», recuerda sonriente. En 1998 dejó las murallas de Lugo para venir a cursar Económicas a la Universidade da Coruña. Al acabar los estudios trabajó en el sector bancario hasta el año 2016. Pero poco antes de dejar la banca ya había empezado a dedicarse a su gran pasión, los puzles. «Me gustan desde pequeño. Teníamos una vecina, Isabel, que los hacía muy grandes y me encantaba estar con ella y ayudarla. Y me enganché a este mundo y hace poco participé en Burela en el montaje de uno de 33.000 piezas con otras 40 personas», relata Luis Castro Fernández, de 44 años.
Es el propietario de la tienda Doctor Panush de la calle Santiago Rey Fernández-Latorre, especializada en juegos de mesa y puzles. «Los que están colgados de las paredes los hice yo», comenta mientras me explica las distintos tipos que tiene a la venta en el local que abrió hace 10 años. Es una maravilla. «La tienda online, que funciona muy bien, la abrí un poco antes. Tengo otra tienda en Viveiro que lleva un amigo y que es más estacional, tiene más clientela en verano, que es cuando llegan los turistas. Además organizamos concursos y otras actividades para dar a conocer este mundo. Fíjate que todos los viernes las editoriales lanzan juegos nuevos», destaca el experto.
Concurso nacional
Charlamos en la cafetería del Hotel Plaza, a unos metros de su preciosa tienda. «Aquí vamos a celebrar los días 24 y 25 de mayo el IV Concurso de Puzles Ciudad de A Coruña. Hay distintas categorías, individual, por parejas o por grupos de 4. Los primeros tienen que terminar cuanto antes uno de 500 piezas y los otros de 1.000. Hay cantidad de gente apuntada de toda España», destaca Luis, que cuenta con la colaboración de la Asociación Española del Puzle y de la multinacional alemana Ravensburger.
«Para mí es de las mejores marcas del mundo. Los más caros son los de madera, que uno de 700 piezas pueden costar 300 euros. Los de Taiwán son de plástico. Es curioso, durante la pandemia se agotaron. La demanda aumentó una barbaridad. Hay clientes de todas las edades, pero la mayor parte son adultos. Y viene a la tienda gente que se acaba de jubilar y compra puzles. El que más se vende es el de 1.000 piezas, que cuesta entre 16 y 17 euros. Yo tengo una colección guardada para cuando me jubile», comenta con buen humor.
Más allá del Monopoly
En este mundo digital Luis confirma que tanto los puzles como los juegos de mesa están en buen momento. «Hay mucha vida más allá del Monopoly. Por ejemplo, el Catan, que va a hacer 30 años. O el Pelusas, que se puso de moda y fue una locura, la gente lo pedía sin saber lo que era porque se popularizó por un vídeo en Tik Tok. Hay firmas importantes como Devir o la francesa Asmodée», aclara.
Habla con pasión de su trabajo y de otra de sus aficiones, el agility, un deporte canino que cada vez cuenta con más adeptos. «Fui con mi mascota a probar y me enganché. Logras una conexión con el perro increíble. Formo parte del club Cococan y voy a competiciones. Son pruebas rápidas en las que tienes que acompañarlo superando obstáculos», explica. Un trabajo que le apasiona, los puzles y los juegos de mesa, y una pasión a la que dedica bastante tiempo, el agility.
«Uno las dos cosas porque a mis perros le pongo nombres de juegos. Uno se llama Brass, que para muchos es el mejor juego del mundo, y el otro Wingspan», confiesa. Entre una y cosa otra le queda poco tiempo libre. «Me gusta el fútbol, pero no sigo tanto la actualidad como antes, la lectura y las series». Al acabar el café volvemos a la tienda. Hace diez años le llamaban loco, pero ahora este negocio por el que apostó con el corazón es un referente en el sector. Se ve que al final encajaron todas las piezas en la vida de Luis.