














Alrededor de un millar de personas salieron a la calle para exigir medidas que faciliten tener un hogar digno
05 abr 2025 . Actualizado a las 16:53 h.«¿Qué pasa? ¿Qué pasa? Que no tenemos casa», se coreaba este sábado en la manifestación por el derecho a la vivienda. Abundaban las personas jóvenes, los más afectados por la crisis inmobiliaria y la salvaje inflación del mercado. Aquello para los que conseguir independizarse sin tener que compartir piso es una quimera lejanísima y casi imposible.
Alrededor de un millar de personas siguieron el itinerario que partió de la plaza de Ourense y trazó una casi perfecta línea recta hasta María Pita. Con el Ayuntamiento y unos cuantos cruceristas extranjeros como testigos, la marea de la protesta tomó la calle entre reivindicaciones y proclamas. «Ni casas sin gente ni gente sin casa».
Fue algo orquestado a nivel nacional. Alrededor de 40 marchas similares habían sido convocadas en dispersos puntos de toda España para reclamar el derecho a tener un lugar en el que vivir y construir un proyecto de vida. Aunque la media de edad era más bien baja, hubo representación de una amplia gama de personas. También gente mayor y de mediana edad. Muestra de que esta problemática es transversal. Que afecta a miles de personas independientemente de su estrato poblacional o procedencia.
En las pancartas abundaban las referencias a la falta de parque público y a los fondos que especulan con los inmuebles, especialmente en las grandes urbes. «Hay un problema grave. Creo que esto es gran parte culpa de fondos de inversión que están entrando en la ciudad. Es algo que afecta tanto al alquiler como a la compraventa. Estamos muy cansados de que se hable tanto del pequeño arrendatario cuando en realidad el verdadero problema son estos grandes fondos, que están propiciando esta situación tan crítica. Queremos que las Administraciones no favorezcan esto. Que pongan un tope al alquiler para que se pueda vivir», explica Carlota Sánchez, una joven arquitecta que ha salido a manifestarse.
«No tiene ningún sentido que teniendo más de treinta años y teniendo trabajo no pueda tener un acceso a la vivienda. Creo que se tiene intervenir de alguna forma. Esta manifestación es para que los que mandan se den cuenta de que tienen que tomar más medidas. Se pone mucho el foco en la okupación cuando la realidad es que la especulación es un problema infinitamente más grave para la inmensa mayoría de los ciudadanos», añade Laura Garrido, otra de las manifestantes. Un espejo en el que muchos, o más bien muchísimos, se ven reflejados desde hace largos años.